Número 12 – Fecha: 5 al 18 de Agosto 2005. Página11 y 12.
En medio de bestias y dioses
Plotino, filósofo griego considerado fundador del Neoplatonismo, comentó en cierta ocasión que el ser humano se encuentra a la mitad del camino entre las bestias y los dioses.
En una bifurcación de este camino, hemos querido avanzar más hacia la parte de los dioses que hacia la parte de las bestias. Incluso el hombre, según cuenta la Biblia, se dio a la tarea de erigir una Torre (Babel) para alcanzar a Dios, quien nos castigó con la confusión de las lenguas por nuestra osadía.
En este tenor, es precisamente el lenguaje humano, considerado como una característica primordial de creatividad, el que pareciese separarnos de las bestias y nos pone a la cabeza de muchas especies.
Organización para la supervivencia
Analizando la historia evolutiva del hombre, -se piensa que el Edén estuvo en África, en el valle del Rift, cerca del Mar Rojo-, nuestros antepasados descubrieron que su permanencia en el planeta requería de su capacidad de adaptabilidad al medio que los rodeaba. En este ambiente hostil, se concluyó que mientras más organizados estuviesen, mejores oportunidades de supervivencia tenían. Es así como la necesidad de comunicación fue fundamental.
Al inicio con sonidos guturales y gestos en la cara para enfatizar lo que querían comunicar, estos homínidos de la rama Homo Ergaster y Homo Erectus, establecieron un patrón de comunicación que les permitió dar un paso adelante sobre sus contemporáneos de la especie Neandertal, situación que derivó en el Homo Sapiens.
De esta manera, podemos comentar cómo las pinturas rupestres son una muestra del lenguaje escrito primitivo, sobre relatos que vivieron nuestros padres precursores. Esto, con el objetivo de congelar el tiempo y tener un recuerdo.
Pero no sólo esto; genéticamente nuestro ADN, ayudado por la evolución, selecciona las mutaciones que se van a transmitir a nuestros descendientes, para hacerlos más aptos y mejor capacitados para sobrevivir; sin embargo, el simple uso de la genética no fue suficiente, y el ser humano levantó la voz entre las bestias para crear la palabra escrita.
A crear nuevo conocimiento
A esto llama Carl Sagan nuestra inherente capacidad extrasomática, que quiere decir información almacenada fuera de nuestros cuerpos, que ha sido pilar de toda nuestra civilización manifestada en la ciencia, la cultura, la tecnología, etc. Gracias a esta capacidad de formular combinaciones de letras en abstracciones con sentido lógico, hemos contribuido a tener la capacidad de indagar en el pasado y apoyarnos de esa información para construir nuevo conocimiento.
Del lenguaje escrito de Darwin conocemos más sobre nuestros antepasados y nuestra evolución. Por poner algunos ejemplos: de los trabajos de Newton con la gravedad, pudimos entender porqué no chocan los planetas entre sí, y construir satélites que orbitan la Tierra; de las ecuaciones del efecto fotoeléctrico de Albert Einstein, logramos la tecnología de excitación de los fotones en materiales para la imagen del televisor, etc.
Pero, ¿qué implica y significa el lenguaje? Aparte de lo definido por la Real Academia Española como un conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente, se ha generado un debate en cuanto a si existe un mecanismo especializado para éste código genético, o simplemente forma parte de nuestra capacidad de cognición cerebral.
Lenguaje de señas
Para esto se han estudiado los chimpancés y el lenguaje de señas, que, para sorpresa de muchos, estos animales lo han aprendido con facilidad logrando comunicarse, y han buscado transmitir este conocimiento a otros de su especie. Esto se sustenta en la teoría de las “células espejo” que ha establecido el doctor Giacomo Rizzolatti, quien piensa que los animales copian un estilo de comportamiento con el objetivo de obtener comida. Según el doctor Peterson, la forma en que se comparte vocabulario entre las especies tiene fundamento en copiar el sonido o gesto que ha sido asignado a cierta acción o que ha sido asignado a cierta acción de una cosa. El que estos primates hayan aprendido a comunicarse por medio de señas nos habla de que el lenguaje no es exclusivo del ser humano, lo que sí es que la selección natural nos ha dado el privilegio de tener un cerebro de mayor volumen, con un promedio de mil 300 centímetros cúbicos, y una red aproximada de cien mil millones de neuronas que convergieron en nuestra capacidad inteligente creativa.
Procesador mental
El ser humano tiene un procesador mental mucho mayor, en comparación con otros animales, lo que nos da una ventaja a la hora de crear nuestra comunicación y hacerla creativa, atractiva, rica y de diversas manifestaciones en la poesía, la literatura, el humor, etc.
Para concluir, podemos comentar cómo la transmisión de información, mediante el lenguaje, se ha convertido en el soporte para mantener y generar conocimiento; cada byte de datos de éste, ya sea hablado o escrito, ha sido un ladrillo en esta nueva Torre de Babel que promete cruzar el cielo hacia el espacio con la esperanza de colonizar otros planetas.