La Conciencia

Spread the love

 

portadaconcienciaconocimiento

Número 19 – Fecha: 11 al 24 de Noviembre 2005. Página 9 y 10.

Crick y Koch, en busca de la última frontera de la realidad

Somos criaturas que dependemos de la información que recibimos de nuestros sentidos y que, al procesarse en el cerebro, nos da una imagen de la “realidad” circundante. Esta superposición de datos nos ofrece una ventana para comprender el mundo en que vivimos y todo el mar de situaciones que experimentamos.

Este tema captó particularmente el interés de Francis Crick, científico inglés que recibió el Premio Nobel en 1962 por sus aportaciones, junto con Watson, en la estructura y replicaciones del ADN (unidad básica hereditaria en la genética).

Para Crick, la conciencia representaba uno de los mayores problemas no resueltos dentro del tema de la biología. Pero antes de entrar en el tema, sería interesante establecer una definición clara de lo que significa el término aquí discutido.

La definición

La palabra conciencia se deriva del latín “conscientia”, compuesto por la palabra cum que significa: “con o junto” y la palabra scire que significa “saber”. Es el conocimiento que tiene el ser humano de sí mismo y de su entorno.

Por otro lado, Christof Koch, colaborador en la búsqueda de la conciencia con Crick, y científico especialista en la cibernética y computación neuronal, hace alusión a una definición de conciencia expuesta por el filósofo John Searle, que dice: “conciencia es aquel estado sensible, o de sentimientos, que inicia en la mañana cuando despertamos, y continúa hasta el día en que caemos en coma, dormimos o estamos inconscientes”.

Sin embargo, para Koch, estas definiciones se quedaron cortas, pues no incluyen los aspectos relacionados en términos de lo que sucede en nuestro alrededor y el procesamiento dentro del cerebro. Retomando el punto de que somos seres dependientes de los sentidos para percibir una realidad, es importante tomar en consideración que la vista juega un papel crucial a la hora de crear el concepto subjetivo de la conciencia.

Percepción de la realidad

Todo se construye a partir de una sensación que viene alimentada del tacto, gusto, el oído, el olfato y primordialmente de la visión; que procesada en nuestro cerebro logra, a partir de experiencias, la concepción final de realidad en un tiempo y en un espacio determinados para un individuo en particular.

Como mencioné, la vista tiene un papel protagónico en esta obra. Pero en un universo tan vasto como lo es el de las conexiones cerebrales, donde se calcula que realizamos alrededor de 1016 conexiones por segundo. ¿Por qué la visión es tan esencial en el proceso de la conciencia?

Resulta que es uno de los sentidos que más fuerza toma en nuestra vida cotidiana, pues además de no podernos imaginar un escenario sin el apoyo de estos órganos (ojos), es importante mencionar que existen alrededor de 100 millones de fotoreceptores en este sentido humano, que constantemente envían información a la caja cerebral para desarrollar una representación visual. Todo el tiempo estamos observando situaciones, objetos o personas y edificando una asociación para cada observación o arquetipo que se nos presenta. Nos desempeñamos, en la mayoría, bajo el influjo de los nervios ópticos.

Procesamiento de la información

Tanto para Koch como para Crick, la representación visual se encuentra ubicada en más de un área de la corteza cerebral y posiblemente dentro de diversas estructuras subcorticales; donde diferentes neuronas disparan en conjunto a la hora de recibir un estímulo proveniente de los sentidos, en este caso lo que se obtiene de la percepción visual. La actividad de “disparos” de las neuronas equivale, de acuerdo a Koch, a pulsos de secuencias de una décima de volt con una duración de 0.5 a 1 milisegundo. El procesamiento total de la información que recibimos por nuestra retina y su viaje a las partes de la corteza cerebral para su procesamiento toma alrededor de 30 a 50 milisegundos.

Para construir un tipo de representación o simbolizar algo, estos científicos han calculado que las neuronas que disparan en grupo pueden equivaler a un número aproximado de 102 a 103. Es decir, cada vez que vemos a una persona o a un objeto y queremos recordarlo, estamos haciendo trabajar de 100 a mil células de este tipo para formar la imagen y que ésta quede en el cerebro como una imagen unificada en relación a todas las características de color, posición, grosor, etc., que lo componen. Todo esto es llamado, por Francis y Christof, como el NCC (Neuronal Correlates of Consciousness). Se explica como el mínimo de eventos neuronales suficientes para un específico precepto consciente.

La búsqueda, en este sentido, de la última frontera de la realidad, está concentrada en determinar una imagen visual como un evento percibido y su correlación de neuronas correspondiente.

¿Realidad ilusoria?

Ahora, siguiendo este camino, ¿es la conciencia una realidad ilusoria? Si nos atenemos a las explicaciones de nuestros sentidos, particularmente a lo que es uno de los mecanismos de entrada de datos más relevante como lo es nuestra vista, estamos obteniendo una realidad parcial, una realidad subjetiva, una realidad controlada a la que vemos, percibimos y sentimos.

La tasa de absorción y procesamiento de información es, sin lugar a dudas, la realidad alterna que vivimos. Es decir, la computadora más potente en la actualidad, dista mucho de la realidad de una computadora cuántica futurista.

Lo que para los seres humanos es real, está ligado a la capacidad y velocidad que tiene nuestro cerebro de traducir lo que experimentamos en una imagen perceptual unida para darle valor dentro del cerebro. Con un requerimiento de descanso para desfragmentar toda la cantidad de datos que recibimos con el sueño para mejorar la imagen mental que procesemos. A todo esto, Koch pone de ejemplo que, cuando se envía rápidamente un haz de luz rojo seguido por otro verde (ambos a una velocidad de 10 milisegundos), el cerebro no ve ninguno de los dos colores sino simplemente unifica la imagen al registrarla como un haz de luz amarillo.

Un mundo diferente

No resulta arriesgado pensar que el mundo atómico de electrones, protones y neutrones es totalmente diferente al mundo de nosotros, donde los brincos que realizan los electrones al girar por el núcleo hacen difícil la compresión de lo que es la conciencia, pues se gesta una batalla entre lo que percibimos con nuestros sentidos y las múltiples opciones o posibilidades que tiene cada uno de nosotros, que ha explicado el eminente científico Niels Bohr, apoyado en el principio de incertidumbre de Heisenberg, donde al medir la posición del electrón, más difícil será medir el momento de éste.

Sería interesante abordar los estudios del científico experto en mecánica cuántica, matemáticas recreativas y la neurosicología, Sir Roger Penrose, que ha definido en su gravitación cuántica cómo eventos en cierta región afectan directamente eventos en otra región de manera simultánea. Al igual que lo que sucede con partículas pares, que cuando se separan a kilómetros de distancia y hacemos girar una de ellas, la otra empieza a girar porque sabe que su contraparte lo está haciendo.

Existe mucha información que es imperceptible para los sentidos humanos, pero no por eso deja de existir, sólo que no está en nuestro rango de frecuencia para ser vista con nuestra tradicional conciencia y consideración de lo que es real. La puerta continúa abierta para seguir explorando lo que es real y lo que no en nuestro actuar “consciente”.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *