Investigación, innovación y patentes.

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Rodrigo Soto Moreno

De acuerdo al excelente periodista investigador, Andrés Oppenheimer, dentro de su escrito: “Los países que van para adelante”, nos señala que de acuerdo a la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), el líder mundial en innovación, con 57,300 solicitudes de patente internacionales presentadas en 2013, es Estados Unidos; en segundo lugar está Japón con 44,000 solicitudes de patentes; luego China con 22,000 solicitudes de patentes; siguen Alemania y Corea del Sur.

Por otro lado, siguiendo con el artículo de Oppenheimer, todos los países latinoamericanos sumados solicitaron alrededor de 1,000 patentes; y para darnos una idea de la pobre de esa situación, solamente en el caso particular de Corea del Sur solicitó 12,400 patentes. Incluso Israel supera a toda América Latina, pues hizo la solicitud de 1,600 patentes. Nosotros, en México, hicimos la solicitud de 233 patentes internacionales.

Con los datos anteriores no hace falta ser un genio para inferir la imperiosa necesidad de impulsar la investigación científica, la divulgación científica, sobre todo en los jóvenes, así como la innovación y la búsqueda de generar patentes y que la misma pueda comercializarse, generando recursos económicos no solamente para el que vende el producto o servicio, sino también para el que investiga.

Aunado a lo anterior sería muy valioso que los candidatos a cualquier puesto de elección popular, al igual que los líderes empresariales, diseñarán una estrategia para fortalecer la investigación científica en las universidades, ligadas a la innovación del mercado, con miras a generar riqueza, como se describió en el párrafo anterior.

La justificación para todo esto, la podemos encontrar en lo que nos dice Richard Van Noorden, en su escrito: “Cities: Building the best cities for science”, publicado en Nature y donde Christian Matthiessen, geógrafo de la Universidad de Copenhague, señala que es vital establecer ligas de comunicación entre los investigadores científicos y tecnólogos.

Otro punto muy importante es lo que comenta Jonah Lehrer, en su escrito titulado: “Cultivating Genius” y publicado en Wired, donde se manifiesta la importancia de incrementar en 1% el número de inmigrantes con grado académico universitario, se traduce directamente en un incremento entre el 9 al 18 por ciento en producción de patentes.

Además Mary Walshok, socióloga de la Universidad de California, también dentro de la publicación de Nature, nos dice que existen 3 factores o variables para lograr que las ciudades sean atractivas para los científicos:

  1. Prometerles libertad para trabajar en sus ideas.
  2. Darles herramientas e infraestructura para hacerlo.
  3. Ofrecerles un estilo de vida atractivo.

Van Noorden simplifica lo anterior:

  1. Libertad
  2. Financiamiento
  3. Estilo de vida atractivo

En miras de ir cerrando esta colaboración, pienso que aquellos líderes privados, pero sobre todo los líderes políticos, que en verdad amen a su país y que quieran ser recordados con agrado y en verdad regar beneficios a la población, serán aquellos que establezcan una estrategia de investigación científica, relacionada con la divulgación e innovación tecnológica, ligada al mercado para que de forma similar a Corea del Sur, nos transformemos en una Economía de las Ideas, en donde el hecho en México lleve implícito el concebido, diseñado, desarrollado, producido y comercializado.

Por último pensemos que no podemos seguir dependiendo solamente del petróleo y de las remesas; sino que debemos fortalecer la economía ligada a la ciencia y a la tecnología, para generar ideas creativas, con productos y servicios disruptivos para el mercado nacional e internacional, que apuntalen nuestro crecimiento grupal e individual.

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