Revista número 106, 25 de junio de 2010, páginas 28 a 30
Después de incontables desveladas, cansancio entre las conexiones neurales por repetición y análisis de información, de pesadez en enfocar la vista para leer, de escasas o nulas comidas por falta de tiempo, de mantener un promedio adecuado para no perder la beca, y muchas otras más, por fin Javier se podía congratular de haber completado sus estudios doctorales.
Pero ahora venía una de las decisiones más complicadas de su estudio, analizar dónde sería mejor llevar a cabo su estancia postdoctoral, pues de ahí dependerá el futuro que vaya a desempeñar, así como vendrá parte del sustento que su familia requiere.
Por un momento meditó sobre el privilegio que tenía en obtener una educación de calidad a un nivel casi inexistente en el país, pues se acordó que según datos del INEGI del 2005, se tiene que el grado promedio de escolaridad de la población de 15 años o más, con unidad de medida de grados aprobados es de 8.1 años, mientras que la media de los países de la OCDE es de 12 años. Claro hay que esperar los resultados actuales del INEGI, pero las variaciones no deben ser muy significativas.
La posición es cómo poder hablar de estancias postdoctorales cuando estudios de la ONU revelan que en México, tomado del periódico La Jornada del 2 de diciembre de 2009, donde se señala que el país ocupa el lugar 107, entre 108 países, en cuanto a índice medio de lectura.
Guillermo Sheridan escribió en 2007, para Letras Libres, algo muy interesante sobre el gusto por la lectura de los mexicanos y textualmente puso: “Las estadísticas avasallan. Demuestran con alevosía y ventaja, sin mostrar forma alguna de clemencia ni resquicio para el anhelado error metodológico, que al mexicano (el 99.99 por ciento) no le gusta leer. Es más, no sólo no le gusta leer, no le gustan los libros ni siquiera en calidad de cosa, ni para no leerlos ni para nada, vamos, ni para prótesis de la cama que se rompió una pata”.
Los datos son desalentadores y nos vuelven a recordar que en el país contamos con el gran problema del analfabetismo funcional, definido por Wikipedia: “es la incapacidad de un individuo para utilizar su capacidad de lectura, escritura y cálculo de forma eficiente en las situaciones habituales de la vida. Se diferencia del analfabetismo en sentido estricto en que éste supone la incapacidad absoluta de leer o escribir frases sencillas en cualquier idioma”.
De nueva cuenta Sheridan nos muestra datos de la OCDE y la UNESCO en donde señalan que los mexicanos leemos en promedio 2.8 libros al año, un dato muy bajo considerando los datos que aporta Epifanio Cortés Cedillo que señala que en México se leen 0.5 y 0.37 libros al año, ni siquiera un libro al año. También Cortés señala que el promedio de lectura, según datos de la UNESCO, de Japón, Noruega, Finlandia y Canadá, es de 47 libros per cápita.
Datos del periódico La Jornada señalan textualmente que: “Los españoles leen anualmente entre 10 y 12 libros, los franceses 20, los estadunidenses 40 y los noruegos 47; la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) recomienda cuatro títulos anuales y un nivel óptimo de 24”.
Retomando a Sheridan que nos habla del caso de Gabriel Zaid en su ensayo “La lectura como fracaso del sistema educativo”, donde se explica textualmente: “hay 8.8 millones de mexicanos que han realizado estudios superiores o de posgrado, pero que el 18 por ciento de ellos (1.6 millones) nunca ha puesto pie en una librería”.
De igual forma Zaid escribe que: “La mitad de los universitarios (4 millones) prácticamente no compra libros”.
De lo anterior entendemos los datos de María Elena Gutiérrez Rentería que nos dice que hay alrededor de 800 revistas de circulación nacional, en donde las 5 revistas con mayor circulación de ejemplares vendidos al año son el Libro Vaquero con 41.6 millones, Libro Policiaco con 28.6 millones, TV y Novelas con 28 millones y TV Notas con 21.8 millones.
Era necesario para volver al tema mostrar el gran bache que tenemos en el país y debido a ello es muy complicado hablar de estancias posdoctorales cuando la mayoría de los mexicanos no tiene gusto por la lectura o se gradúan de educación superior para no entrar en librerías, ni comprar libros. Además ver, tristemente, la calidad de las revistas que se leen en el país.
Bueno entremos en materia. Para el caso de los Estados Unidos, How Stuff Works, menciona que de forma global las posiciones postdoctorales, a pesar de pensar en que son temporales, muchas de ellas se convierten en posiciones permanentes que pueden durar entre 10 y 15 años antes de tener una posición académica de alto nivel.
Otro punto destacado, abordado también por How Stuff Works, son los salarios que obtienen los candidatos y que muchas veces tienen esposa e hijos, situación que se complica a la hora de hacer las cuentas, pues son demasiados años de estudio para la poca remuneración que se obtiene en la estancia postdoctoral. Para el caso de los Estados Unidos se habla de 10 a 14 dólares la hora, lo que no es mucho considerando la capacidad económica de ese país, así como lo mencionado de la relación de cantidad de horas de estudio y esfuerzo intelectual científico versus la remuneración económica percibida.
Siguiendo con nuestro país vecino del norte, de acuerdo a How Stuff Works, se estima que existen aproximadamente 89,000 postdoctorados trabajando en temas diversos como la exploración espacial, de los mares, de la tierra, física, química, medicina, entre muchas otras.
En resumidas cuentas lo complicado se presenta en la remuneración que la estancia postdoctoral ofrece a los candidatos, pues estando dentro de organizaciones gubernamentales, centros de investigación, universidades e industria, la preocupación central será en no permanecer 10 años en la estancia y brincar a un puesto fijo dentro de cualquiera de las opciones.
How Stuff Works hace la recomendación de pensar internacionalmente y buscar obtener la estancia posdoctoral en los Estados Unidos o en Europa. Así como analizar no solamente el sueldo que se va a percibir, sino también los beneficios adicionales como prestaciones, que en muchos casos son nulos. Es decir, ofrecimientos de seguro de gastos médicos, plan dental, fondo de ahorro, etc.
También recomienda buscar trabajos en el sector privado o industrial, pues a futuro existen mayores posibilidades de encontrar un trabajo seguro, definitivo y mejor pagado que en el gobierno y las universidades. El sector privado, según este estudio, busca primordialmente personas que tengan 3 características: que puedan manejar un grupo, conocimientos computacionales y manejar un proyecto complejo de desarrollo.
Una encuesta sobre los postdoctorados, realizada por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), llevado a cabo por Laura Bonetta, donde participaron el Baylor College of Medicine, Boku University, Glenn T. Seaborg Institute, Karolinska Institute, National Postdoctoral Association, National Reserach Council, Scottish Crop Research Institute, Shanghai Jiao Tong University, University of Alberta, University of Maryland College Park, University of Oxford, University of Pennsylvania; se comenta que existen más científicos haciendo investigación y más competencia para el financiamiento de los mismos, así como dificultad para encontrar trabajo y espacios para publicación en los journals especializados.
El análisis de la AAAS nos dice que el porcentaje de individuos egresados de materias de ciencia y/o ingeniería contratados para tiempo completo en las facultades ha disminuido de 74% en 1972 a 44% en 2003, mientras que para el 2006 los individuos que se encuentran en un postdoctorado han incrementado de un 13% a un 34%.
Esto demuestra que efectivamente que las estancias postdoctorales se están alargando y las posiciones de tiempo completo y de base se encuentran cada vez más competidas, por ejemplo tenemos el caso de Edith Sim, Directora de los egresados de ciencias médicas de la Universidad de Oxford, comenta que: “muchos de los que se encuentran en estancias postdoctorales encuentran trabajo de tiempo completo en la facultad tras una estancia, pero hay casos de otros que han tenido que seguir en su estancia postdoctoral en promedio 11 años”.
Por otro lado tenemos el caso de las publicaciones en los journals, Ola Hermanson del Karolinska Institute de Suecia comenta que hoy en día cuesta más trabajo publicar en un buen journal, estamos hablando de un promedio de 5 años para lograr hacerlo.
Ahora no todo es para lamentarse, pues comparto la opinión de Nick Birch, entomólogo del Scottish Crop Research Institute, que también habla en el estudio de la AAAS, y nos dice que los científicos jóvenes deben ser pacientes, pues muchas de sus investigaciones y trabajos no tienen aplicación o no están de moda en la actualidad, pero en 10 años lo estarán.
Algo muy importante que señala el estudio es que los participantes dijeron que efectivamente existe más competencia en las estancias postdoctorales y en los puestos de trabajo, pero los salarios son más altos que hace 10 años. Incluso los datos de la US National Science Foundation es que el 91% de los postdoctorados entre 2001 y 2006 recibieron beneficios de salud dentro de su sueldo y 50% de ellos tuvieron acceso a un fondo para el retiro por parte de sus patrones. A su vez también los patrones están ofreciendo la oportunidad de ausencia maternal para que la doctora pueda atender a su familia y regresar a concluir su estancia postdoctoral.
Por último a los participantes se les cuestionó y pidió calificar la importancia de 12 atributos para valuar la experiencia de una estancia postdoctoral y los resultados más altos fueron: comunicación 91%, dirección y visión 92%, mentores 91%.
Para finalizar el estudio de la AAAS Hermanson nos dice lo siguiente: “Si no amas hacer ciencia, no debes escoger esta carrera”.
Como comentario último recalco la importancia de trabajar en la lectura, pero de calidad, dentro de nuestro país, pues al final la búsqueda de conocimiento motivada por el mismo individuo será la base para construir sociedades y ciudades del conocimiento que logren transformar la país y salir de tanta ignorancia hacia una revolución y nuevo modelo económico.
Referencias: