La aventura de leer y escribir divulgación científica

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Rodrigo Soto Moreno

Cuando la mente divaga en ciertas épocas de mi juventud, recuerdo con agrado el momento en que la maestra de secundaria Rocío Ríos Rojas, nos encargó leer “El Perfume” del escritor alemán Patrick Süskind, y realizar un ensayo del mismo, donde escogí al personaje principal de la novela: Jean-Baptiste Grenouille. Fue esa experta en español, quien me encaminó hacia el mundo de la lectura y de la escritura.

En ese momento fue cuando se me abrió el gran mundo de la imaginación y supe que la lectura me podía llevar de la mano a lugares fantásticos, llenos de aventura, pero también aprendí que con la escritura, podía guiar a otros hacia nuevas andanzas, transmitiéndoles la emoción correcta según el relato. Así que me propuse la tarea de realizar pequeños relatos para probar suerte.

Posteriormente, dentro de la carrera en el Tec de Monterrey, recuerdo las palabras del profesor Waldo Lloreda, quien grabó en mi mente el concepto de analfabetismo funcional, preocupado por la falta de razonamiento profundo de aquellos individuos que ostentan tener pleno conocimiento de leer, escribir y contar, pero con graves deficiencias para pensar por cuenta propia, dejándose llevar por el vaivén del sentir social.

Fue entonces que medité en relación a la necesidad de estar constantemente informado en diversos temas del quehacer económico, político, social, cultural, pero sobre todo en cuanto a la ciencia y la tecnología; buscando transmitir este conocimiento de forma simple y concreta, al escribir algunos textos.

Continúe expresando mi sentir, de forma verbal y escrita, en foros familiares y reuniones con amigos, pero fue en el año 2004, en que podría decirse que encontré la oportunidad necesaria dentro de la revista Ciencia Conocimiento Tecnología, para plasmar mis ideas en un ejercicio enriquecedor y motivador, con cada edición correspondiente. Además de que con la práctica hice un gran esfuerzo por perfeccionar mi estilo, mismo que sigo buscando con esmero.

Hablando un poco de mi breve trayectoria, he tenido otras oportunidades en diferentes medios, incluso aventurándome a la radio, en la UDEM, así como a periódicos impresos como Publimetro, así como en medios digitales como Vox Noticias (http://www.vox.com.mx), pero sobre todo administrando diversos sitios web como Economía de las Ideas (http://www.economiadelasideas.mx/), Reporte Ciencia UANL (http://reporteciencia.uanl.mx/), Ciencia a tu Alcance (http://cienciaatualcance.uanl.mx/), Revista Conocimiento UANL (http://revistaconocimiento.uanl.mx/), Cómics UANL (http://comics.uanl.mx/), entre otros. Todo esto en materia de divulgación científica y tecnológica.

Esta tarea, que ha sido una aventura maravillosa, motivo de estimulación de la tasa de procesamiento neuronal; resulta en ocasiones complicada por el conocido mal hábito de los mexicanos de leer poco y todavía menos en materia de ciencia y tecnología. Sobra entonces hacer un análisis exhaustivo de las estadísticas de lectura en el país, pues señalan que 54 por ciento no lee libros y 35 por ciento no ha leído un solo libro, según la Encuesta Nacional de Lectura 2012.

Escribo esto porque surge una nueva aventura dentro del sitio www.notasdeciencia.com, administrado por Horacio Salazar, y como siempre es un reto interesante que se acepta con gusto, a pesar de que sabemos de antemano la labor titánica que se requiere hacer para estimular a las mentes a la lectura, sobre todo, repito, en materia de divulgación científica y tecnológica.

Adentrándonos en el punto de la lectura científica, y reafirmando mi punto, encontré un escrito de Rose Eveleth, titulado: “Academics Write Papers Arguing Over How Many People Read (And Cite) Their Papers” y publicado en www.smithsonian.com, donde se habla que existe un estimado de 1.8 millones de artículos científicos publicados cada año, en aproximadamente 28,000 journals especializados, con la triste realidad de que solamente el 50 por ciento de estos escritos será únicamente leído por sus autores, los editores del journal y la comisión de arbitraje para su publicación. Además se dice que el 90 por ciento de los artículos publicados en los journals académicos, jamás son citados.

Todo esto pareciera ser motivo de desanimo, pero desde mi perspectiva se convierte en un área de oportunidad entre los científicos y los divulgadores de ciencia y tecnología, con el fin de crear un puente de comunicación, sencillo y en lenguaje atractivo, entre las investigaciones científicas y el grueso de la población.

Lo anterior buscando convencer a la población que la ciencia no es tan compleja como parece, pues el propio método científico en palabras de Bertrand Russell, dentro de su libro “Perspectiva Científica”, nos dice que es en esencia de notable sencillez y además recordándonos que el primer hombre que dijo: “el fuego quema”, empleó el método científico. Aunque también es necesario mencionar que el propio Russell sentencia: “El método científico, a pesar de su sencillez esencial, ha sido obtenido con gran dificultad, y aún es empleado por una minoría, que a su vez limita su aplicación a una minoría de cuestiones sobre las cuales tiene opinión”.

Pero bueno, en esta tarea nos encontramos y con gusto afrontaremos el reto, buscando absorber un poco de información y compartir otro poco de conocimiento. Así que continuemos en esta tarea creativa.

2 thoughts on “La aventura de leer y escribir divulgación científica”

  1. Mi estimado Rodrigo: si empezaste en 2004, estás cumpliendo tus primeros diez años en el mundo de la comunicación de la ciencia. Felicidades por ello y que sigan acumulándose los años, los artículos, las conexiones y los encuentros felices en el ciberespacio. Un abrazo.

  2. Estimado Horacio, efectivamente son alrededor de diez años haciendo un esfuerzo en la divulgación científica. Muchas gracias por el comentario y los buenos deseos, el sentir es mutuo. Otro abrazo.

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