Es y será la ciencia artífice en el camino evolutivo del hombre

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Número 88, del 23 de enero al 5 de ferebro de 2009, páginas 6 a 8.

Tal vez fue la primera observación en la cacería y la búsqueda de un método más eficaz lo que llamó la atención de nuestro antecesor homínido, y así usó la rama de árbol que, unida a una piedra afilada, marcó la diferencia para conseguir la presa.

Pregunta tras pregunta y el impulsivo deseo de comprender el mundo que los rodeaba, alimentaron el cerebro de los primeros australopithecus africanus o de los garhi, y marcaron una clara diferencia entre los homínidos y los otros seres.

La sed insaciable de nuestro linaje directo, desde el homo hábilis hasta el homo sapiens, además de una clara distinción de aquella información que constituía una ventaja competitiva para la supervivencia, mediante su almacenamiento en el cerebro y su transmisión a la generación siguiente, dominó la planicie e hizo triunfar a esa especie. Así iniciaron su camino el hombre y la ciencia, partiendo del cuestionamiento diario e inquisitivo para cada cosa que le pareciera dudosa.

El día en que dejamos de cuestionarnos las cosas, ese día nuestro cerebro empieza a perder fuerza y viveza. El quedarnos con la duda o el obtener una respuesta al cuestionamiento puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de un individuo y otro.

PROGRESIÓN HUMANA

Posteriormente, al llegar el hombre al método científico; es decir, cuando adquirió datos mediante la observación y la experimentación, que le permitieron replicar un evento y que le arrojó el mismo resultado, el ser humano se volvió libre y empezó a dar pasos firmes en su progresión como especie.

Es innegable inferir que la constante que ha sido el artífice de nuestro progreso como especie es la ciencia; aunque en este tenor no podemos negar que también la ciencia, manejada de forma no ética, ha causado tragedias terribles.

Pero los caminos de la humanidad y cada columna de conocimiento, empírico en un principio, como cuando nos erguimos la primera vez y controlamos el fuego; y ahora mediante estudios con base científica, como especie más civilizada que somos, nos han llevado a explorar confines del universo nunca antes imaginados.

Aquí conviene hacer una breve reflexión y pensar si la ciencia siempre ha existido o fue inventada por el ser humano. Si filosofamos un poco, llegaremos a la conclusión de que ésta siempre ha existido, pues las leyes matemáticas, físicas, químicas y biológicas que se manifiestan en nuestro planeta siempre han existido y seguirán existiendo, aunque no estemos nosotros.

SI UN ÁRBOL CAE…

Tal vez sería correcto emplear el siguiente acertijo filosófico: “Si un árbol se cae en el bosque y no hay nadie que lo escuche, ¿realmente emite un sonido? Los científicos elaboran la premisa interesante del acertijo, porque en realidad sí se produce sonido al pensar en el funcionamiento y propagación del mismo, pero el sonido, como es comprendido por nosotros los seres humanos, no sería tal, pues no fue escuchado.

O tal vez sería mejor emplear el experimento del gato de Schrödinger. En este ejercicio, el físico Erwin Schrödinger describe una caja cerrada en donde hay un gato, un frasco de gas venenoso, una partícula radioactiva y un mecanismo para detectar si existe radiación (por mínima que sea) capaz de destruir el frasco de gas venenoso, y matar así al gato. Sin abrir la caja, las afirmaciones de que el gato está vivo y también de que el gato está muerto son correctas, debido a las posibilidades de escenarios que ofrecen los sistemas de la mecánica cuántica. El punto del experimento es identificar cuándo un sistema cuántico deja de ser una mezcla de resultados o de infinitas posibilidades y se traduce en una respuesta concreta. ¿Qué les parece si abrimos la caja?

A mi parecer, la ciencia siempre ha existido y, como aquella flor, había estado esperando a la próxima abeja para ser polinizada y esparcir su descendencia  hacia otro rincón del campo. Es decir, gracias al ser humano, podemos hablar del lenguaje de las matemáticas, de las leyes de la física, de la química y de la biología entre muchas otras ramas científicas.

Ese interés inquebrantable de nosotros de cuestionar el mundo, atesorando el conocimiento adquirido, pero sobre todo difundiendo el mismo, haciéndolo accesible a todos nosotros, hace que la ciencia y el hombre se complementen; además de que el hombre ha descubierto que la ciencia se rige mediante un principio básico, similar al hombre, para compartir una dualidad entre ambos. Hablamos del cambio permanente entre ellos.

NUESTRA EVOLUCIÓN

Por ejemplo el científico Peter Ward, director del Instituto de Astrobiología de la Universidad de Washington, en su artículo What Will Become of Homo Sapiens?, de la revista Scientific American, nos dice que a lo largo de los últimos diez mil años, los seres humanos hemos evolucionado (cambiado) cien veces más rápido que en cualquier otro tiempo.

Heráclito, filósofo griego, afirmaba “que el fundamento de todo está en el cambio incesante”; incluso la fama de su filosofía puede centrarse en que “en el río entramos y no entramos, pues somos y no somos”. Con esto se refiere a que el hombre no es el mismo, y aunque entre por la misma parte del río, éste no será el mismo, pues fluye.

Lo mismo sucede con la ciencia: lo que hoy es válido, verificado y de acuerdo con el método científico, puede ser que sea corregido, aumentado o simplemente que ya no tenga validez mañana. Lo que hoy vemos en el espejo, mañana ya no será; así en la ciencia: cada conocimiento tiene su espacio, marco y tiempo de validez. A cada conocimiento y a cada científico le llega su tiempo, como a Newton le llegó Einstein y a éste le está llegando Hawking.

LÍMITES PARA LA CIENCIA

Siguiendo este patrón de comportamiento, el hombre seguirá adquiriendo conocimiento y la ciencia seguirá avanzando; pero en este punto debemos recordar la preocupación expuesta en el libro del Génesis de limitar ciertos conocimientos al ser humano.

Según muchas vertientes de opiniones, existen límites para la ciencia, y se debe reprimir su uso en ciertas áreas. En la actualidad, pareciera que el ser humano aprovechó que Dios descansaba en el séptimo día de su “magna creación”, para que en el “octavo día” se levantara sintiéndose su creador o Dios. Eso es lo que muchos opinan del doctor Craig Venter y su proyecto de crear el primer organismo artificial, por no decir sintético.

De acuerdo a la descripción de Wikipedia, el organismo es llamado Mycoplasma laboratorium, y es una especie de bacteria que proviene del genoma del Mycoplasma genitalium, pero ideada en una parte de forma sintética, pues los genes serán creados en un laboratorio. Se espera que el organismo pueda replicarse, usando los mecanismos tradicionales de replicación que utiliza cualquier bacteria en el medio ambiente.

Estas críticas y limitantes para el desarrollo científico nos recuerdan los experimentos de las células madre; sin embargo, antes de atacar con todo debemos promover la continuidad de estos estudios, siempre y cuando se manejen en un marco ético de comportamiento y los beneficios sean de todos, sobre todo de aquéllos que necesitan regenerar o reparar algún órgano de su cuerpo.

En el futuro imaginemos -al igual que con el milagro de un Santo- que los ciegos ven, que los que tienen esclerosis lateral amiotrófica pueden controlar sus cuerpos de nuevo, que quienes padecen cáncer ven reparados sus órganos y eliminada la reproducción celular excesiva. Viviríamos en una utopía.

DARWIN Y GALILEO

En la prospectiva de la ciencia, debemos sentarnos a meditar como el pensador de Rodin, y celebrar en todo momento, pero particularmente en este 2009, como lo expone The Economist en su artículo “Shocking Science”, los logros de Charles Darwin con su libro El Origen de las Especies, publicado en 1859, y que cumple 150 años. Recordemos también a Galileo Galilei, ya que a pesar de que su libro se publicó en 1610, los estudios que lo hicieron posible fueron en 1609, por lo que cumplen 400 años de abrirnos los ojos al universo.

Continuando aquí y abriendo los ojos al universo, uno de los mayores logros para el futuro de la ciencia, y proclamándose como el mayor descubrimiento hecho, sería el encontrar vida inteligente en otro planeta. Como lo menciona “The World In 2009” por The Economist, en abril la NASA va a poner en órbita un telescopio espacial, en honor del científico Johannes Kepler, que va a poder monitorear simultáneamente cien mil estrellas.

Entre sus observaciones, buscará vida inteligente, y se espera que pueda encontrar por lo menos 50 planetas similares a la Tierra, en los que pueda haber vida.

LAS TRES RUTAS DE WARD

Pero, ¿cómo encontraremos esa vida? Dependerá del estado evolutivo en que se encuentre la especie que sea alcanzada. Para el caso de los humanos, el doctor Peter Ward propone tres rutas, sin contar la posibilidad de que nos extingamos, claro. Son las siguientes:

a)   Estasis. Nos mantenemos como somos ahora, salvo con pequeñas afinaciones o especializaciones, como sucede en las razas del planeta en la actualidad.

b)  Especiación. Una nueva especie de seres humanos evoluciona en este o en otro planeta.

c)   Simbiosis con las máquinas. Una integración del cerebro hombre con la máquina para producir una inteligencia colectiva, que puede o no retener las características y cualidades que reconocemos como humanas.

Ward sugiere que en un futuro, tal vez próximo, continuando con la exploración genética celular, podremos imaginar la Utopía de que los padres puedan pedir una programación especial de nivel de IQ de sus hijos, y, ¿por qué no?, pedir que se especialicen en cierta área del conocimiento, pensando que también podremos evitar que el individuo por nacer venga con un defecto genético que le impida continuar el ciclo de su vida; es decir, eliminar enfermedades genéticas y aumentar la esperanza de vida.

Además, pensemos en que se pueda engañar a las células programadas para morir (apoptosis) y que les digamos que el cuerpo celular puede durar más de cien años con una perfecta salud, o ¿por qué no pedir alcanzar los 150 años, como piensa el doctor Ward?

¿ESTAMOS PREPARADOS?

Pero, ¿estamos listos para este momento de “perfección evolutiva”? Existen cualidades innatas y positivas al ser humano como la risa, el amor, el arte, el sexo, el canto, la pintura, la escultura, la comida, una lágrima de alegría, un abrazo caluroso, la bebida, la amistad, la conversación, el deporte, la literatura, el anhelo de encontrar un nuevo conocimiento científico, entre muchas otras; pero todas estás características ¿se mantendrán en nosotros?

Tal vez como Miguel Ángel (como me dijo otro gran pensador regiomontano que debe asimilarse) al ver nuestra creación del nuevo ser humano, pensemos en que sea mejor lacerarle una rodilla y regresar a la imperfección, pues puede ser que nuestra “estatua humana utópica” tampoco hable.

 

Referencias.

Wikipedia. Heráclito. http://es.wikipedia.org/wiki/Her%C3%A1clito

Wikipedia. Gato de Schrödinger. http://es.wikipedia.org/wiki/Gato_de_Schr%C3%B6dinger

Wikipedia. If a tree falls in a forest. http://en.wikipedia.org/wiki/If_a_tree_falls_in_a_forest

Wikipedia. Mycoplasma laboratorium. http://en.wikipedia.org/wiki/Mycoplasma_laboratorium

Ward Peter, What will become of homo sapiens?, Scientific American, January 2009.

Shocking science, The World in 2009, The Economist, November 2008.

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