La belleza sincrónica…

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flockbirds

He tenido la suerte de observar a una parvada de pájaros moverse en una magnífica sincronía, en donde pareciese que cada miembro se comunica de forma precisa y cada movimiento es el resultado de bits y bytes de información entre los miembros más cercanos que cada ave tiene a su lado. Desde esta perspectiva cada pájaro se encuentra pendiente a los despliegues de su vecino y de esa forma adopta sus movimientos para mantenerse en simbiosis simultánea, dando como resultado a que la parvada pareciese un solo organismo gigantesco, gracias a la suma de cada una de sus partes que actúan al unísono.

Ya en cierta ocasión leí algo sobre esto, dentro del escrito de Brandon Keim, titulado: “Starling Flocks Behave Like Flying Magnets” y publicado en la revista Wired, en donde nos explica que esos pájaros se comportan matemáticamente en forma similar a lo que sucede con los metales magnetizados, además de que las ecuaciones que describen una avalancha, sirven también para comprender los movimientos de estas bandadas de pájaros.

Gracias al uso de cámaras y software matemático, Irene Giardina, de la Universidad de Roma, ha rastreado los movimientos individuales de ciertos miembros de la parvada, logrando determinar que los cambios en velocidad de cualquier ave, afectan la velocidad de todos los otros pájaros dentro de esa comunidad de vuelo. Además cuando un ave modifica su orientación, se afecta a 7 de sus vecinos, logrando así un patrón consistente.

Recientemente otro escrito ha surgido en relación a este tema, me refiero a Ed Yong, titulado: “How the Science of Swarms Can Help Us Fight Cancer and Predict the Future” y publicado también en la revista Wired. Dentro del mismo se habla interesantemente de los trabajos de Craig Reynolds quien cansado de simular los comportamientos de manadas, parvadas, bandadas y bancos de animales de forma separada, decidió trabajar con un software denominado Boids, en donde con la ayuda de tres simples reglas se pudieron crear grupos con comportamiento inteligente, las reglas fueron: avanzar hacia la posición media de sus vecinos, mantener la distancia entre ellos y alinearse con el promedio. Increíblemente los grupos creados por Reynolds se asemejaron a lo que sucede en la realidad con ciertos grupos de animales.

Otro ejemplo muy interesante es el caso de los enjambres de langostas, estudiados por Couzin, en donde gracias a software para determinar su posición y orientación, se ha comprendido que cada langosta se come a otra por la parte de atrás, entonces por la simple regla de preservación y supervivencia es que se mueven y en ocasiones crean las terribles plagas que azotan los cultivos. La clave es el comportamiento individual, mismo que replicado en cada vecino cercano, detona patrones de comportamiento inteligentes en ciertos grupos de animales.

Para la escritora de ciencia y tecnología, Katie M. Palmer, los individuos forman grupos que se mueven de forma predecible, esto lo podemos observar en las manadas, los enjambres, los bancos, las parvadas, así como en las neuronas, en las células cancerosas, así como en nuestro propio comportamiento colectivo. Algunos ejemplos destacados por Palmer son: en primer lugar, el pez conocido como carpita dorada, quienes su objetivo es buscar la oscuridad por la supuesta protección que brinda, así que cuando encuentra cierto lugar oscuro disminuyen su velocidad, transmitiendo ese comportamiento a otros de su cardumen. El siguiente ejemplo son las langostas, quienes teniendo el canibalismo como estrategia, se logra que de forma individual cada una de éstas busque su supervivencia y avancen para no ser devoradas, logrando el colectivismo en enjambres, mismos que pueden derivar en las mencionadas plagas. Otro ejemplo son las parvadas de pájaros, especialmente los estorninos, quienes observan las reacciones y movimientos de sus vecinos, coordinándose así en velocidad y dirección para buscar moverse hacia cierto punto determinado. También contamos con el caso de las abejas, quienes como sabemos, bailan para avisar sobre cierto nuevo nido, determinando por el baile, la distancia del lugar a donde se dirigen. De igual forma se habla de las hormigas, quienes trabajan en ritmo de forma colectiva, buscando alimento y la protección del hormiguero. Por último estamos nosotros como humanos, quienes a falta de comunicación, tendemos a reaccionar de forma similar a una manada de ovejas, pues Palmer, nos comenta que si un miembro es instruido a moverse hacia cierta dirección y buscar cierto objetivo, los otros lo seguirán, a pesar de no saber hacia dónde se dirigen ni tampoco tener clara la existencia de un objetivo.

Todo esto ya lo describió José Leal en su escrito: “Física Social” en donde nos dice textualmente: “Quien ha observado el sinuoso vuelo de una parvada de aves estará asombrado por la perfecta coordinación con que cambian de velocidad y dirección. Lo mismo sucede con cardúmenes de peces o enjambres de abejas, cuyos comportamientos colectivos (el nado o el vuelo coordinado) parecen responder a una especie de mando centralizado. Sin embargo no existe tal mando ni nada que se le asemeje; lo que en realidad sucedes es que cada uno de los individuos de esos grupos -parvadas, cardúmenes, enjambres- simplemente hace lo mismo que sus vecinos inmediatos, es decir, rectifica continuamente su velocidad y dirección utilizando como referencia a los pocos (cinco o seis individuos) que tiene a su alrededor, de esa manera todo el grupo cambia de dirección y velocidad al instante. De éstos comportamientos se deduce que cualquiera de los elementos del grupo puede ser el iniciador del cambio colectivo; una corriente de viento, la cercanía de un depredador u otra perturbación ambiental aleatoria altera a uno o varios individuos del grupo iniciando una reacción en cadena que, cuando logra modificar el comportamiento de un número suficiente de individuos termina influyendo al grupo completo”.

Al final es interesante recordar que somos organismos emergentes, formados por las iteraciones e interacciones de nuestras células, para transformarnos de organismos simples a complejos y en donde nuestras decisiones se ven inmersas en una competencia de disparos neuronales, los cuales al ser comparados o no con otros de nuestra especie o comunidad, determinan cierta acción o reacción de nuestra parte. Por lo pronto hay que seguir de cerca la belleza sincrónica de la naturaleza, representada en los enjambres, parvadas, manadas, cardúmenes de animales, quienes se comportan como un solo organismo para tratar de comprender cómo un aparente caos de información se traduce en orden.

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