Encontremos el código de genes y memes

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Rodrigo Soto Moreno

Mi reciente experiencia en lectura de divulgación científica, me ha llevado a concluir que el ser humano, dentro de su mente inquisitiva de explorador del medio ambiente que le rodea, se ha dado a la tarea de indagar y comprender el funcionamiento del código biológico, de la vida, para trasladarlo a la potenciación de las máquinas ligadas a los disparos neuronales de nuestro cerebro.

Es decir hablamos de comprender la base del código de la naturaleza, como cuando una semilla tiene precargada la información para que en el momento que germine en la tierra y tenga las condiciones de nutrientes, agua y energía solar, pueda desplegar los bits y bytes de información para crecer en un majestuoso árbol. Lo mismo sucede con el ADN que aporta hombre y mujer para crear un nuevo ser, trasladando su inmortalidad genética a un nuevo organismo complejo. Similar a lo que sucedió con el código que venía impreso en la singularidad que dio origen a este universo y a todo lo que compone el cosmos.

Me refiero a que estamos maravillados de cómo organismos unicelulares, deambulan para convertirse en multicelulares, según sean las condiciones propicias o no, y cómo la vida ha comprendido que las nuevas copias de código biológico deben, por un lado, incorporar material genético de un padre y una madre, para aumentar las posibilidades de supervivencia del nuevo ser, aunque en muchos casos la copia puede ser réplica exacta de un solo organismo, de forma binaria como lo hacen las bacterias.

A todo este código que estamos buscando, no debemos olvidar el incorporar a los memes, quienes están directamente relacionados con el entorno social, cultural y económico y que también influyen en moldear el comportamiento de cierto individuo, quien transmite esa información hacia sus nuevos productos. Me refiero al poder de una idea, representada en símbolos, estilos culturales y sociales que se mueven de generación en generación y se refuerzan en el núcleo familiar.

La vida se mueve entre el orden y el caos, incorporada la presión evolutiva de genes y memes que logran que aunque crucemos nuevamente el río en el mismo punto que lo habíamos hecho anteriormente, debemos entender que ni el río, ni yo, éramos los mismos. De ahí el profundo pensamiento de Heráclito de Efeso, filósofo griego, que nos dice: “En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos”.

Como lo hemos dicho en diversas ocasiones, necesitamos acercar el código de la naturaleza, de la vida, al nuevo código que queremos construir sumando los genes y los memes, con el fin de potenciar la presión evolutiva y lograr las iteraciones e interacciones necesarias, agregado aquí el error, para hablar del siguiente paso evolutivo del ser humano.

Hablamos de la mezcla, nunca antes realizada, de los códigos genéticos, de memes, de la naturaleza ligados a aquellos de la inteligencia artificial que nos acerquen un paso más a otra singularidad, en donde el ser humano pueda potenciar su inteligencia de forma exponencial, dejando atrás los genes y memes de los zopencos con alta autoestima, así como a aquellos que no entienden que no entienden, y dejándonos entonces de preocupar de aventar margaritas a los puercos, con perdón de los cerdos.

La nueva evolución del ser humano está cerca.

 

 

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