El cerebro dice: “Por favor, más dopamina”

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Número 10 – Fecha: 8 al 21 de Julio 2005. Página16 y 17.

Rodrigo Soto Moreno

Bernard Marx no disfrutaba del todo la ingestión de su dosis de soma, pues consideraba que no requería de ésta para evitar tener promiscuidad sexual y malos pensamientos. Sin embargo este comportamiento transgredía los preceptos del “Mundo Feliz”, ya que la sociedad pensaba que si algo queda mal, siempre queda el soma y comulgaba con el dicho “más vale un gramo que un daño”.

Tal parece que en la actualidad existen pocas personas como Bernard Marx, y la sociedad realmente ha tomado el dicho anterior como “modus vivendi”; pues los estudios estadísticos arrojan cómo en el país, así como en Nuevo León, el consumo de las drogas va en aumento sobre todo en los adolescentes. Pero los problemas no se han solucionado con los estimulantes, sino todo lo contrario.

¿Por qué consumimos drogas?

La razón del consumo de drogas parece centrarse en que nos ayuda a realizar nuestra vida, escapando del estrés, la ansiedad, el dolor y de todo tipo de problemas que nos aquejan. Es común pensar que los jóvenes, en su mayoría, al tener una situación problemática prefieren huir de ésta, creando una realidad alterna, que enfrentarla.

También es normal pensar que este tipo de conducta se debe a la falta de unión familiar, falta de educación o simplemente estar de moda.

En este contexto es importante considerar que nuestro cerebro es adicto al placer; ya que nuestro sistema de recompensa se activa como respuesta a cierto estímulo, como puede ser el comer, el llevar a cabo una venganza, tener sexo y por supuesto el incorporar a nuestro cuerpo una droga. La plasticidad  cerebral nos ha demostrado como un individuo, habituado a tomar de una a tres tazas de café diarias pierde capacidad visual y auditiva al serle negado este líquido.

Lo mismo sucede con cualquier droga (puede ser desde un trago de whiskey hasta una inyección de heroína), pues el cuerpo parece no funcionar bien cuando se le suprime ésta. Estamos diciendo que el cerebro se acostumbra a tener determinada sustancia en el cuerpo para trabajar normalmente.

El cerebro produce su propia droga

En la búsqueda de excitación neuronal, a través de señales eléctricas – químicas entre los axones y dendritas, la dopamina, así como otros neurotransmisores, se libera y la recompensa resulta en un sentimiento deleitoso que nuestras neuronas buscan repetir a toda costa.

Pero lo interesante es que dentro de la comunicación sináptica neuronal, existen químicos naturales que simulan el efecto de algunas drogas. De acuerdo con el doctor Roger A. Nicoll, el cerebro produce su propia marihuana, por medio de compuestos llamados “endocannabinoids” (nombre tomado a partir de la planta “Cannabis”).

Científicos han encontrado receptores (Cannabinoid Receptor, CB1), en el cerebro, que están preparados para recibir señales similares a las producidas por la marihuana, mismas que se piensa están presentes en todos los vertebrados, y su origen data de millones de años.

Para Nicoll, el estudio de este nuevo sistema de señalización entre las células nerviosas, puede ser clave para identificar tratamientos relacionados con la ansiedad, el dolor, la nausea, la obesidad, daños cerebrales y otros problemas médicos, ya que este tipo de receptores, se asocian con diversas regiones, del órgano rector del cuerpo, como el hipocampo, hipotálamo, cerebelo, amígdala, etc.

Interesantes mensajeros

Este complejo proceso de comunicación entre mensajeros y receptores, en donde se involucran de manera normal sustancias similares a la marihuana, nos ha ayudado a comprender su función en el olvido del miedo, en el apetito, disminución de fobias, ansiedad y estrés. Estas sustancias, procesadas y sintetizadas de forma natural en nuestro cerebro, nos ayudan a poner el pasado “atrás” y continuar nuestra vida.

Todavía queda por entender la relación de éstas con otras áreas del cerebro asociadas con el comportamiento motriz, la cognición y el aprendizaje, en donde nuevas señales nos permitan navegar por lugares de nuestra mente aún desconocidos y tal vez en el futuro despertar nuevas zonas de inteligencia y creatividad. Esto requerirá de estudiar a fondo la dopamina, al igual que otros neurotransmisores como el glutamato y el acetylcholine que también intervienen en el proceso de envío y recepción de los endocannabinoids.

Sin requerir la introducción de drogas externas al cuerpo humano, la ingeniería de la naturaleza nos comprueba la evolución de nuestro organismo (en particular del cerebro), al producir sus propias sustancias químicas para adaptarse simbióticamente al entorno en el cual vivimos. De esta forma vamos a secretar adrenalina, cuando nos encontremos con un contexto de estrés, para reaccionar y pensar de manera más rápida a lo convencional, así como liberar dopamina cuando se ligue nuestra situación con el placer o el dolor.

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