Aprender del código de la naturaleza.

Spread the love

fractal_replicate_bio

Rodrigo Soto Moreno

Sabemos que existe un código para todo, como el que dio origen a este universo y como seguramente tendrá un código el nuevo universo que venga a sustituir a este, pensando también que ambos universos podrían terminar fríos y en un Big Crunch; de igual forma existe otro código para aquellos universos paralelos que no vemos, pero que estamos conectados por la física cuántica, dentro de un esquema que pareciera, parafraseando al gran maestro Friedrich Nietzsche, un eterno retorno de lo idéntico y de lo no idéntico.

No olvidemos que la naturaleza es especialista en no desperdiciar nada, utilizando un código para ello, me refiero al de maximizar el resultado con los pocos insumos que tiene, reciclar los aparentes desechos y construir a partir de lo establecido, evitando iniciar desde cero cuando así se puede. Hablamos de eficiencia en el uso de energía versus el producto esperado.

Para lo anterior, la naturaleza utiliza en gran parte el código de los fractales, especialmente en el caso de las plantas, en donde después de diversas mutaciones (errar, iterar, aprender) lograr encontrar un modelo eficiente de simbiosis para replicarlo constantemente y sacarle el mayor provecho, para después someterlo a la prueba de la presión evolutiva y que continúe mutando para reinventarse de nuevo.

Por ejemplo la ingeniería arbórea funciona de esa forma, pues la semilla diminuta contiene el código para expandirse y convertirse en un árbol majestuoso, en relación directa con la cantidad de nutrientes que tiene acceso, de la tierra disponible directamente proporcional a la cantidad de hojas que debe desplegar para absorber energía solar. Para el reino vegetal la clave se encuentra en maximizar su geometría fractal de producción de hojas, para absorber alimento solar, aunado o ligado a la cantidad de nutrientes que tiene conferidos en la tierra.

Derivado de esa dosis de estrés biológico, la naturaleza ha desarrollado la capacidad de resiliencia y de gran rebote para adaptarse a condiciones adversas, y como lo dijimos, siempre maximizando sus productos, dependiendo de los recursos  o materia prima con que cuenta.

Esa ingeniería arbórea está conectada a una economía arbórea, donde el diseño fractal ingenieril debe estar alineado con el propósito de maximizar los resultados económicos. Una planta o árbol que crece sin sentido muere; en cambio aquellos que se apegan a la lógica matemática fractal (errar, iterar, aprender), así como a las reglas de física y química, son las que viven y pueden tener descendencia con sus nuevas semillas.

Este razonamiento se puede aplicar en toda la biología y en todos los seres vivos que quieren mantener un crecimiento constante y equilibrado, dentro de sus poblaciones; siendo así, esos organismos deben seguir el código matemático ligado a la física, a la química y por supuesto obviamente a la biología.

Por lo anterior es que observamos que una población de depredadores no se desbocará a cazar en demasía a sus presas, pues dentro de ellos se tiene la información y comprenden que si lo hacen, simplemente pondrán en riesgo sus vidas y las de su descendencia. Tal vez por ello caen las presas más lentas y enfermas y de ahí la naturaleza pretende mantener un círculo evolutivo de supervivencia.

Trasladando esto último al campo tecnológico y de programación, recuerdo lo descrito por el software NetLogo, diseñado por Uri Wilensky, siendo un lenguaje de programación e integrado para la modelación de cierto ambiente, en donde por ejemplo tenemos que en una de sus vertientes se tiene tres variables a considerar:

  1. Pasto
  2. Ovejas
  3. Lobos

En donde el objetivo es determinar la cantidad idónea de esas 3 variables y la tasa de crecimiento de las mismas, para que después de ciertas iteraciones se logre maximizar el resultado, pero mantener el equilibrio entre las especies, pues de lo contrario hablamos de la extinción de alguna de ellas, al salirse de la necesaria simbiosis natural biológica.

Sumado a todo esto, observamos que si tenemos una población de lobos (depredadores) superior a la de ovejas (presas), quienes están a su vez ligadas a la variable del pasto, podemos ver claramente, después de un número no muy extenso de iteraciones del software, que las ovejas empiezan a decaer en cantidad dentro de su población y por ende afecta a los lobos quienes también mueren al no encontrar alimento, y por último el pasto no se poda naturalmente, ni se abona con el estiércol de esos animales herbívoros. De igual forma sucede al tener una población de ovejas que sobrepase a la de los lobos y también a la cantidad de pasto disponible para la ingesta, pues al final todas esas poblaciones decaerán; infiriendo que solamente la resiliencia del pasto le permita rebotar y resurgir en ese ambiente virtual de programación.

Es claro entonces que la sabiduría de la naturaleza radica en su experiencia acumulada, en millones de años de construcción de código, donde obviamente pasó por los pasos de errar, iterar y aprender de sus creaciones, y en donde ha entendido que todo tiene que estar en simbiosis y en maximizar los resultados ligados a la materia prima con que cuenta, reciclando todo y construyendo a partir de lo que se tiene para evitar iniciar de cero. Por ello, la naturaleza es experta en determinar el punto de equilibrio biológico en sus especies para cohabitar el planeta, con los recursos con que cuenta, ligados a la constante presión evolutiva, dando paso a que los seres vivos cuenten con una dosis adecuada de resiliencia puedan soportar la adversidad, reinventarse y retornar mejorados.

La explosión de vida en nuestro planeta, y estoy seguro que sucede lo mismo en los diferentes confines del universo, está calculada para ocupar diferentes nichos biológicos y en cumplir cierta función simbiótica en el orden ligado al código del cosmos. Pues como lo dijo el gran divulgador científico Carl Sagan: “somos polvo de estrellas”, y eso nos debe llevar a pensar a que compartimos átomos con todos los seres vivos y no vivos del planeta, con todos los elementos y moléculas del universo pues venimos del mismo principio, de la misma singularidad, de ese denominado Big Bang.

Para cerrar esta colaboración, considero que es necesario voltear hacia la naturaleza y tomar de ella esa experiencia en crear código biológico, para ahora nosotros encaminar nuestra siguiente etapa evolutiva y crear el código que nos lleve a la nueva singularidad, aquella que propone Ray Kurzweil, y ahora no solo editemos los genes, sino también los memes y los unamos con los bits y bytes del código computacional, parar migrar nuestra carga eléctrica hacia un nuevo receptáculo o nuevo repositorio tecnológico.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *