Número 34, del 9 al 22 de junio de 2006, página 51
La ética universitaria como propuesta de valor
A pesar de lo que se pueda pensar, los factores tradicionales de producción se han agotado; la tierra, el trabajo y el capital no tienen peso específico en la economía del conocimiento. Ahora, las inversiones se centran en la sinapsis cerebral, en el mundo de las ideas; los intangibles son las variables de cambio disruptivo en las organizaciones; son el punto místico a explotar; son los que dan el valor en las bolsas comerciales.
Ante lo anterior, Marx podría decir que ganó, pues el egresado universitario, en su lucha de clases, ostenta si diferenciación en el “banco de ideas” que su cerebro genera. Es decir, el factor de producción más importante es la industria del conocimiento, es la caja cerebral.
UNIVERSIDAD DEL CONOCIMIENTO
Debido a esto, las universidades han evolucionado, y se ha generado la llamada Universidad del Conocimiento, con el objetivo de satisfacer la demanda de saber en el mercado empresarial. La vinculación mercado-enseñanza profesional ha marcado la línea de éxito en la competitividad internacional y la globalización de las naciones.
Muchas de estas universidades se han centrado en dos factores muy importantes: el primero, en permitir que el conocimiento fluya a todos los sectores sociales y que la población utilice su derecho a la inteligencia; el segundo, la profesionalización de sus egresados con el factor emprendedor, para no solo emplearse, sino generar empleos.
Sin embargo, otro aspecto que no debemos olvidar y debe estar a la par de los dos anteriores es la incorporación de la ética y la moral en los estudiantes y en las disciplinas científicas.
CIENCIA Y ESPIRITUALIDAD
Las criticas y disyuntivas no han faltado, pero es conveniente analizar que la ciencia y la espiritualidad no han estado peleadas como comúnmente se cree. Existen evidencias de muchos científicos que se inspiraron en la biblia para llevar a cabo sus trabajos de experimentación e investigación, como es el caso de Louis Pasteur, Isaac Newton, Lord Kelvin, Ambroise Fleming, James Clerk Maxwell, Gregor Mendel entre muchos otros.
Es así como debemos resaltar el trabajo de la Universidad de Monterrey (UDEM), institución que ha asociado y hermanado la investigación científica con un correcto marco ético y moral ene l conocimiento generado y adquirido.
En esta industria del Conocimiento, las universidades son el semillero de los nuevos científicos, técnicos e ingenieros, a quienes permiten usar diversas herramientas de la ciencia (matemáticas, física, química, biología) para su aplicación tecnológica y comercial. Pero a toda esa gama de variables le debemos sumar el criterio universal de comportamiento ético y moral, para que cada resultado de trabajos de investigación cuente con el componente de beneficio social y humanitario, como lo tiene la UDEM en su misión y visión 2010.
POLVO DE ESTRELLAS
En el devenir científico es necesario actuar recordando a Martín Luther King: “Nuestro poder científico ha sobrepasado nuestro poder espiritual Ahora tenemos misiles dirigidos y hombres sin rumbo”.
Para comprender el espacio que ocupa la raza humana en el Cosmos, es trascendental saber administrar y usar adecuadamente el conocimiento, las ideas aplicadas, con el fin de respetar a todos los que cohabitamos en este geoide de la Vía Láctea. Al final de cuentas, como diría Carl Sagan, todos tenemos el mismo origen, pues somos polvo de estrellas.