Rodrigo Soto Moreno
Richard Dawkins, dentro de su libro The Blind Watchmaker, nos dice que fuimos desarrollados por un “relojero ciego”, mediante una selección acumulativa en donde el producto de una generación se convierte en insumo para la siguiente. Es decir pequeños cambios o mutaciones en el producto, heredados de los individuos que lo crearon, van determinando la evolución o selección acumulativa de Darwin, en donde podemos ver claramente que mediante iteraciones e interacciones entre diversos individuos, deriva en sistemas complejos como resulta nuestro caso.
En este contexto me llama mucho la atención la ejemplificación que hace el gran científico y divulgador, Richard Dawkins, con los biomorph como criaturas virtuales creados por medio de un software, mencionados también en el excelente libro The Blind Watchmaker y utilizados para darnos una idea clara de cómo funciona la evolución.
Entrando específicamente en el programa de los biomorph, donde se tiene una matriz de 15 cuadros y en el centro se encuentra el “padre” de donde se crearán los nuevos productos y por ende a su alrededor quedan sus 14 hijos. Este software funciona similar a como lo haría la reproducción y evolución en plantas y animales. Lo que hace Dawkins es seleccionar el hijo que se convertirá en el padre de la siguiente generación y esperamos a que las iteraciones computacionales de bits y bytes produzcan a los nuevos 14 hijos y así sucesivamente.
Observamos, en los 14 hijos de padre biomorph, el trabajo de los genes, de bits y bytes computacionales, en la herencia de características similares entre ellos y su padre virtual, de forma análoga a lo que sucedería con los genes en la naturaleza. La explicación de los genes virtuales, por parte de Dawkins, es que al adentrarnos en un biomorph en particular y aumentarlo en su tamaño, podemos ver lo que hace cada gen. Es decir tenemos que cada gen controla un aspecto del biomorph, por ejemplo existe uno para la anchura, otro para el color, entre otros. El papel de los genes puede ser visto, como lo describe Dawkins, como la receta para un pastel.
En el siguiente video, podemos observar la explicación de Richard Dawkins:
Como lo hemos dicho en diversas ocasiones, la ingeniería humana ha aprendido mucho de la ingeniería biológica, tal es el caso de los diseños en la aeronáutica creados a partir de las observaciones en las alas de ciertas aves, replicando esto gracias a programas computacionales que simulan la evolución de Darwin o selección acumulativa para obtener resultados óptimos, en un tiempo relativamente corto, copiando lo que haría la naturaleza.
Desde el punto de vista de Dawkins, el diseño tradicional humano debe dejarle el paso al diseño darwiniano, en donde la evolución acumulativa utiliza las iteraciones, aprende de sus errores y decide cuál es la mejor opción para un problema determinado y así surge un nuevo diseño. Algunas grandes industrias ya utilizan el diseño proveniente de la evolución de Darwin, como la automotriz, la militar, la de telecomunicaciones, la química, la eléctrica, entre muchas otras, sobre todo hablando del caso de Alemania.
Un maravilloso ejemplo de la similitud en el diseño o ingeniería artificial y aquella de la naturaleza, es cuando Dawkins nos dice que imaginemos una serie de puntos en la periferia de una red, 16 en total. Pueden ser desembocaduras en una fábrica química o, mejor aún, alveolos pulmonares. Todos ellos deben ser surtidos de gas o algún líquido, mediante una línea principal. La primera y rápida solución puede ser pensar en que la línea principal se divida en 16 para surtir cada uno de estos puntos, sin embargo al bombear así tenemos demasiada presión para hacerlo. Lo que realmente se quiere es que todo fluya suavemente y mínima presión y por tanto menos tubos.
Para esto, se dejó que la computadora utilizara la evolución de Darwin para lograrlo y después de 1,000 generaciones, las mutaciones y la selección acumulativa llegan al resultado óptimo. Pero lo más interesante de esto es que el resultado se asemeja al diseño de las arterias principales dentro del intestino grueso de un perro. Es decir la evolución de la tecnología computacional, auxiliada por software programado con la teoría de Darwin, y la propia evolución en la naturaleza convergieron en el mismo resultado.
Otro ejemplo de los biomorph de Richard Dawkins:
Al final estamos hablando de que la evolución es un proceso lento, gradual y escalable donde pequeñas mutaciones van compitiendo para ser las dominantes, dentro de la economía de la naturaleza, quien es ésta la que al final decide cuál es la ingeniería biológica más adecuada para la supervivencia del más apto. Todos los días continuamos el camino, sin fin, de la evolución y aunque no lo percibamos, somos y no somos los mismos conforme pasa el tiempo, diseñados como lo dice Richard Dawkins, por un relojero ciego.