Rodrigo Soto Moreno
Charles Darwin, dentro de su libro: “The Expression of the Emotions of in Man and Animals”, decía que las emociones evolucionaron como parte de la naturaleza humana, pero también se encuentran manifiestas en los animales.
Al igual que Darwin, la investigadora Jessica L. Tray, nos dice que los animales y los seres humanos comparten un conjunto de emociones que nos hacen pensar, que éstas son universales y forman parte del gran esquema de diseño de la naturaleza. Es decir, las emociones, no son exclusivas de nosotros los seres humanos y desde la perspectiva de Darwiniana, evolucionaron desde un mismo punto y de forma conjunta en los seres vivos.
Continuando con los trabajos de Jessica L. Tray, sabemos que todos nosotros contamos con cierta dosis de pasión. Ligado a esto, la propia investigadora, señala que constantemente nos encontramos alimentando nuestro ego como parte de la condición humana, muchas veces sobre aumentándolo y otras tratando de sacarlo a flote.
Partiendo del punto anterior, otros investigadores señalan que casi siempre nos encontramos en un vaivén entre un estado de soberbia y otro de vergüenza. Por un lado pareciera que tenemos a personas sobredimensionando su carisma y sus éxitos, mientras que por el otro contamos con individuos tímidos y extremadamente modestos.
Sin embargo, desde mi perspectiva, muchas personas cuentan con un alto grado de soberbia que en ocasiones se puede trasladar a un grado enfermizo. Reforzando este último punto, el Doctor Carlos E. Medina De La Garza, Director del Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias de la Salud (CIDICS) de la UANL, me proporcionó un texto elaborado por Héctor G. Aguirre Gas, titulado: “VSH ¿una nueva enfermedad?” en donde se dice lo siguiente:
“Se presenta la descripción de una nueva enfermedad y se indican sus síntomas, signos, resultados de laboratorio, de gabinete y respuesta a algunos procedimientos terapéuticos. Afecta inicialmente al sistema nervioso central, empezando por los pares craneales y la corteza cerebral, sin embargo, evoluciona progresivamente hacia una enfermedad multisistémica. Afecta a individuos de ambos sexos, con mayor frecuencia entre los 16 y 75 años, que laboran en instituciones públicas o privadas, ocupando posiciones de elevado nivel jerárquico. Por sus diferentes grados de gravedad y pobre respuesta a las medidas terapéuticas, es necesario llevar a cabo una difusión de sus principales signos y síntomas, que permita realizar una prevención oportuna y suficiente y así evitar o detener su evolución en etapas tempranas”.
Pero ¿a qué se refiere Héctor G. Aguirre Gas con este VSH? Pues simplemente a hablarnos acerca del Virus de la Soberbia Humana y alertarnos de todas aquellas personas que pueden estar infectadas con el mismo, sintiéndose superiores a los demás, al estar embriagados de poder efímero. Pero veamos lo que nos alerta Aguirre Gas al respecto:
“El propósito de la presente comunicación es alertar a las personas que se encuentran en las alturas o que han ascendido por la escalera de la vida en forma rápida o a saltos, que caminan por el terreno de la infalibilidad o se deleitan con las mieles del poder y recordarles que es preferible prevenir que tener que aceptar las consecuencias de una terrible enfermedad, que puede acabar con ellos o dejarles secuelas permanentes.
Seguramente al concluir esta descripción, cada una de las personas que la hubiera leído habría identificado a uno o más individuos sospechosos de ser portadores de esta enfermedad, situación que indudablemente acreditaría su habilidad clínica. Sin embargo, no debe olvidarse que lo importante no es identificarla en los demás, sino en nosotros mismos y que si no identificamos en nosotros ningún síntoma que nos preocupe, pudiera deberse a que ya estamos enfermos y somos incapaces de reconocer sus manifestaciones en nosotros mismos.
Concluyo refiriendo a ustedes que me retiro a continuar mis investigaciones sobre esta enfermedad, puesto que se ha descrito un nuevo síntoma: a los enfermos por el VSH, les da por describir enfermedades de los demás; no vaya a suceder que algún crítico irresponsable afirme que estoy enfermo y no me estoy percatando de ellos, lo cual, por supuesto, es muy poco probable”.
Ahí termina lo que tomamos de Héctor G. Aguirre Gas en cuanto a la descripción del VSH: Virus de la Soberbia Humana, recordando que el hablar de este tema es entrar en un análisis muy profundo donde intervienen variables antropológicas, evolutivas, entre otras, pero es importante reconocer un pueblo como el nuestro, en donde hasta en los libros de texto educativos se remarca la parte de la conquista, no descartamos que una pequeña dosis de soberbia es buena, siempre que sea motivo de eliminar la vergüenza y aumentar nuestra confianza.
Para ir cerrando este escrito, me sorprende también que cuando vemos todas esos pósteres y espectaculares de líderes públicos y privados, en donde nos afirman y venden que ellos tienen toda la experiencia y los medios para arreglar todos los problemas del país, mejor invitemos a todos estos personajes públicos y privados a que se hagan un chequeo, para determinar si cuentan o no con síntomas de este padecimiento, es decir infectados con el virus de la soberbia humana y que si bien en dosis pequeñas nos puede ayudar a sortear diversos obstáculos en nuestra vida diaria, tenemos que en dosis grandes resulta letal no solo para el portador, sino para sus allegados y el público en general.
Así que los invito a realizarnos un pequeño estudio para determinar el grado de soberbia con que contamos.
Referencias:
Aguirre Cas, Héctor G. VSH ¿una nueva enfermedad? http://www.medigraphic.com/pdfs/facmed/un-2001/un013i.pdf