Rodrigo Soto Moreno
Cuando observo el comportamiento de nuestra especie, la humana, trato de comprender el porqué se supone que somos la especie más evolucionada del planeta y el primer argumento, que tal vez alguien quiera justificar, es el de que somos los más inteligentes que habitamos la Tierra.
Sobre todo cuando, aparentemente, nos comparamos con otras especies que cohabitan el planeta. Sin embargo, lo anterior, puede cambiar debido a nuevos estudios en primates , mismos que nos abren una diferente perspectiva a la forma en que podemos seguir viendo a estos primos lejanos o cercanos, según sea el caso de cada individuo.
En este tenor, me gustaría compartir algo del artículo de Jeffrey Kluger, titulado: “Inside the Minds of Animals” publicado en la revista TIME. En ese escrito, Kluger, se menciona el caso del bonobo llamado “Kanzi”, quien desde su cautiverio desde pequeño, ha sido enseñado a comunicarse por medio de unas hojas laminadas que contienen una serie de símbolos, mismos que agrupan las 384 palabras que él ha aprendido y es capaz de usar con el objetivo de construir oraciones con el simple hecho de apuntar a las mismas. Kluger también nos resalta que Kanzi cuenta con palabras que no son solamente adjetivos o sustantivos, sino que existen verbos y preposiciones.
Un ejemplo que me sorprende y causa risa, en forma de admiración, resulta cuando Kanzi pidió su pelota a una persona que lo cuida, con el objetivo de jugar con ella. Posteriormente su cuidador fue por la pelota y Kanzi esperó con paciencia la pelota. Al ser descubierta y llevada, por el cuidador a Kanzi, se le preguntó si estaba listo para jugar, a lo que Kanzi respondió “más que listo”.
Para algunos, la respuesta de Kanzi es solamente un simple reflejo de sus ganas por jugar, sin embargo para mí la respuesta tiene un trasfondo de inteligencia intuitiva combinada con un poco de sarcasmo juguetón que implica que Kanzi resalta que es obvio para él, es decir, que se encontraba listo para jugar desde que pidió la pelota y responda de esa manera burlona agradable, como cualquiera de nosotros lo haría con un amigo de confianza.
Aparte de la comunicación inteligente, es conocido el argumento de que el ser humano es el único que puede tener empatía y generosidad bondadosa, pero diversos ejemplos en grupos de primates que ayudan al menos favorecido o afectado por cierto padecer, así como ejemplos de Kluger, en relación a elefantes que de cierta forma “lloran” a sus compañeros y amigos muertos, de forma similar como lo hacemos nosotros.
De igual forma el uso de herramientas para transformar el medio ambiente no es exclusivo del ser humano, pues sabemos que los cuervos son capaces de usar ganchos hechos de alambre para adquirir comida de una canasta para su alimentación, entre otras cosas. También ejercicios con elefantes, han logrado que usen un cubo al moverlo cerca de su comida que se encuentra colgada y levantándose en dos patas con ayuda de ese elemento geométrico, puedan acceder a alimentarse.
Pero bueno, llegando al punto clave que en verdad puede decirnos algo sobre la verdadera inteligencia animal es lo que conocemos como el córtex cerebral o corteza cerebral, que según diversos investigadores y por supuesto según Kluger, mientras más compleja es esa región, más inteligente es el animal en cuestión. Bajo esta consideración, Kluger, ejemplifica en su artículo una breve clasificación de inteligencia, en donde tenemos lo siguiente:
Animales muy inteligentes:
Los grandes simios y los cetáceos (delfín). Estos son capaces de formar sociedades complejas, cuentan con grandes cerebros y tienen conciencia de su existencia.
Los córvidos (aves). Son excelentes para usar herramientas y resolver problemas que se encuentran en su medio ambiente. De igual forma tienen fuertes lazos sociales entre sus grupos.
Animales algo inteligentes:
Carnívoros sociales (hienas). Utilizan sus grupos para cazar, en donde requieren de una coordinación, organización y comunicación especializada especial para lograrlo.
Manadas de animales (bisonte). Viven de forma colectiva, pero la mayoría no cuenta con una estructura social. Cuentan con un intelecto limitado.
¿Hay alguien ahí?
Bivalvia (ostras, almejas). Animales que pueden no tener conciencia de su existencia.
Otro punto clave para tratar de acercarnos a conocer y comprender la inteligencia de los animales es la conocida “teoría de la mente”, en donde según Kluger, se centra en que no todo el conocimiento es universal, así como el saber que lo que está en mi mente es diferente a lo que se encuentra en la tuya. Siendo todo esto, como lo apunta Kluger, central para la comunicación y la conciencia propia del individuo.
En mi experiencia y dado mi gusto por ciertos animales como los perros, comparto la idea de que ellos son bastante inteligentes e incluso me atrevo a pensar que son capaces de inferir lo que su “dueño” o “jefe de la manada” piensa o quiere que haga. De ahí que se hayan convertido en el supuesto mejor amigo del hombre, aunque en ocasiones no sea recíproco de parte de nosotros los humanos.
El mensaje de este artículo, es similar a lo que invita Kluger en el suyo, dejar de ver a los animales como aquellos seres inferiores y a los que podemos usar a nuestro antojo, incluso a tratarlos como simple carne que termina cocida en nuestras bocas y que su simple existencia se deriva de la premisa que deben de ser usados en nuestro beneficio para potenciar nuestra existencia. Es necesario reevaluar el trato que les damos, pues ellos también sienten, sufren, se estresan y tienen conciencia de su propia existencia.

