Rodrigo Soto Moreno
El ser humano, en el momento que adquiere conciencia de su propia existencia, se dice que poco a poco va aprendiendo a que el inexorable paso del tiempo lo lleva de la mano a un desenlace seguro que es la muerte.
Tal vez por la razón anterior, los seres humanos nos hemos obsesionado con la muerte y hemos querido, bajo la ciencia médica, tratar de descubrir algún mecanismo que aumente todavía más la esperanza y calidad de vida, así como engañar a nuestro organismo para no deje de funcionar y podamos seguir estando funcionales y disfrutando de la maravilla de existir.
En reciente publicación en The Economist, titulada “Forever Young” se habla de la posibilidad de que científicos hayan logrado descubrir el “retrato de Dorian Gray”, pues según estudios del doctor Darren Baker de la Clínica Mayo en Minnesota, publicados en la revista Nature, se sabe que las células que envejecen no solamente tienen efectos adversos hacia ellas, sino también hacia las células que tienen cercanas, pero lo más interesante es que si se localiza a esas células de envejecimiento y se destruyen, el efecto adverso mencionado se elimina.
Para comprender un poco sobre el envejecimiento, tenemos lo que se conoce como el límite de Hayflick, nombrado así por ser descubierto por el biólogo Leonard Hayflick, y que se refiere al número máximo posible de divisiones celulares, para por un lado evitar que se multipliquen de forma indefinida y se conviertan en cáncer, además de estar correlacionado a la esperanza de vida en un ser vivo. Por ejemplo, en los seres humanos, se calcula que el límite de Hayflick es de 60 divisiones celulares, según lo descrito en The Economist.
Experimentando lo previamente descrito, el doctor Baker trabajó con ratones de laboratorio, que tenían una enfermedad muy particular llamada progeria, que se caracteriza por un envejecimiento rápido y prematuro en los seres vivos que la padecen. A estos ratones en cuestión, les inyectó un medicamento con el objetivo de eliminar a aquellas células (particularmente la denominada P16INK4A) que hubiesen alcanzado el límite de Hayflick, dejando obviamente a las otras células vecinas intocables.
La sorpresa vino después, cuando al observar a los ratones enfermos, se descubrió que sufrieron menos desgaste celular derivado del envejecimiento, perdiendo menos tejido graso y manteniendo sus músculos activos y fuertes, pero siguieron mostrando síntomas de vejez en aquellas células que no habían sido tratadas con el medicamento experimental, sobre todo en el corazón de los ratones.
La enseñanza de este experimento, de acuerdo a Baker, es que eliminando las células que han llegado al límite de Hayflick, tenemos una mejora comprobada en el detenimiento del envejecimiento en los pacientes, pero a su vez se comprobó que esas células envejecidas y limitadas de división celular, no solamente muestran malfuncionamiento, sino que también afectan a las células vecinas, programándolas tal vez para prepararse a envejecer también.
Ahora lo que se busca es comprender de mejor forma el proceso de envejecimiento celular, así como la muerte celular programada y tratarla para evitarla o retrasarla. Entre las líneas de investigación se propone, aunque se sabe del riesgo, el remover el límite de Hayflick, aunado a suprimir el proceso de oxidación en las células, con otros compuestos químicos. Sin embargo, los científicos están conscientes de que todo ello conlleva a romper las reglas naturales de la evolución de las especies y el ciclo tradicional de vida. Si bien es cierto que es todavía una utopía el frenar en su totalidad el envejecimiento, al encontrar en ansiado retrato de Dorian Gray, si es posible estudiar los métodos médicos para controlar de mejor forma el proceso de envejecer y permitirle mejor calidad de vida a los seres humanos, al aumentarles la esperanza de la misma.
Hablamos entonces de que pequeñas dosis de medicamento, pudiese atacar y eliminar a las células en el límite de Hayflick y evitar que dañen a sus vecinas, enfocándonos en robustecer aquellos órganos que de acuerdo al análisis personificado de cada paciente, representan claros síntomas de potencial deterioro por envejecimiento celular y/o muerte celular programada. Volviendo a la metáfora de la literatura de Oscar Wilde, tal vez esa promesa de investigación médica nos ofrezca entrar al cuarto oscuro de ese sótano laberíntico y desconocido, para encontrarnos de frente con el retrato de Dorian Gray y que al observarlo se nos conceda un poco más de vida, con mejor calidad para volvernos viejos. Similar a lo que sucede con diversas personas que tengo el gusto de conocer, quienes parecen que en verdad tienen ese retrato en sus casas…

