Siempre he considerado que la variable más importante de una ciudad es la gente, pues es la que incide en la factor de atracción de diversos capitales como lo es el financiero, el social, turístico, cultural, entre muchos otros. De ahí que el invertir en capital humano es sinónimo en tener retribuciones en el producto interno bruto y para explicar mejor esto, me gustaría tomar lo escrito por Jonah Lehrer en su artículo titulado: “Cultivating Genius”, publicado en Wired.
Desde mi humilde perspectiva yo pensaba que mientras más cosmopolita una ciudad, mejores sus oportunidades de obtener capital financiero, aunado a la incorporación de divisas en el capital artístico – cultural, así como la difusión e intercambio de ideas en un ambiente bohemio, estilo las antiguas cafeterías francesas que inspiraron ideas creativas.
Lehrer inicia su escrito comentando en relación al crecimiento económico ligado a un simple hecho: ideas nuevas. Como lo dije en el párrafo anterior, Lehrer, comparte la afirmación en cuanto a que la creatividad genera riqueza. Pero de igual forma Jonah, nos pregunta si es posible crear o desarrollar nuevos genios al estilo de Einstein, Picasso, Stuart Mill o Steve Jobs.
Para responder a esa cuestión, Lehrer se basa en los trabajos del estadista David Banks, quien explica que no tenemos escasez de genios, sino lo que sucede es que los mismos arriban a la historia en una especie de clústeres en ciertas épocas. El primer ejemplo de Banks al respecto, es la ciudad de Atenas entre los años 440 y 380 antes de Cristo, resaltando que en esas épocas la ciudad albergó a diferentes mentes brillantes como Sócrates, Platón, Herodoto, Eurípides, Aristófanes, por mencionar a algunos y quienes, según Banks, esos pensadores son responsables de crear la civilización occidental. Aquí hago mención que también podríamos incluir a Aristóteles, quien nación en 384 antes de Cristo y en el 367 a.C. fue enviado a Atenas para estudiar en la Academia de Platón.
Pero siguiendo con los ejemplos de Banks, tenemos también el caso de Florencia, ciudad donde entre el 1440 y el 1490 fue cuna de diversos grandes artistas como son los casos de Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Botticelli, Donatello, entre otros. Aquí Lehrer señala que es importante conocer que en Florencia, en ese tiempo, tenía alrededor de 70,000 ciudadanos y por ello lo sorprendente de tener tantos genios, reunidos en un lugar de baja densidad poblacional.
Tratando de responder la pregunta de por qué tenemos un clúster de genios que comparten tiempo y lugar en la antigüedad y no en la actualidad, Lehrer toma lo dicho por Paul Romer en relación a las “meta ideas”, concepto que incorpora el sistema de patentes, librerías públicas y la educación universal, además de promover el esparcimiento de las ideas. El punto de Lehrer es que se deben crear las condiciones adecuadas para que las mentes brillantes florezcan y tengan incidencia en el PIB de la localidad. Para mi es claro que debe fluir el intercambio de conocimiento para que surjan las ideas creativas, fomentar la educación y el modelo emprendedor en los jóvenes, así como proteger la propiedad intelectual, pero no de forma dictatorial, al estilo del Leviatán de Hobbes, como lo visto con el ACTA y SOPA. Desde mi punto de vista, es correcto que se quiera proteger los derechos de autor, pero no de la forma en que lo quieren hacer. Pues lo primero que estarían logrando sería abolir la libertad de expresión de cada ser humano. Otra cosa que estarían logrando, es algo que nunca imaginé tener tan cerca, y es precisamente el darle vida al Big Brother, de George Orwell, que todo lo ve y que todo lo sabe y que vigila todo el tiempo a los seres humanos, no dejándonos tener libre albedrío y estando, de cierta forma, presos en nuestras propias casas.
Un punto importante que toca Lehrer, es la necesidad de la mezcla social humana, en donde se logra la mezcla de ideas y gracias a ello surgen nuevas. Pero el dato que saltó a mi vista fue cuando Lehrer habla sobre la importancia de incrementar en un 1% el número de inmigrantes con grado académico universitario, pues se traduce directamente en un incremento entre el 9 al 18 por ciento en las patentes de producción. Un segundo punto es la educación de la población, sobre todo hablando del modelo de maestro – estudiante, en donde la experiencia de los individuos de mayor edad tienen el poder de aconsejar y educar a los jóvenes para motivarlos en el emprendimiento de sus ideas creativas. El tercer punto es contar con instituciones que estén dispuestas a apoyar, de forma económica, a los emprendedores para que lleven sus ideas a la práctica y no se queden éstas solamente en papel.
Tomando el caso del país y del estado, es necesario crear el ambiente de una sociedad y economía de las ideas, primero con una educación de calidad y no solamente de cantidad, sobre todo estableciendo nuevas estrategias para la divulgación del conocimiento científico y tecnológico en los jóvenes, para que ellos, que son la materia prima del capital humano, se interesen en estos temas, pues mientras más egresados tengamos en áreas de ciencia y tecnología, aunado con la motivación del modelo emprendedor, tendremos una incidencia positiva en el incremento del PIB nacional y estatal. Es claro que cada joven que acerquemos a la lectura, creandole la necesidad de conocimiento, teniendo en cuenta que se requiere saber más y no quedarse simplemente con lo que se le enseña en la escuela, estaremos entonces creando capital humano de calidad. Segundo, es conveniente que el país y el estado abra sus puertas al intercambio cultural, social y profesional de individuos que tengan o quieran aumentar su grado académico universitario, para que también se tenga, el mencionado, flujo e intercambio de ideas creativas. Por último es vital que exista financiamiento para las nuevas ideas, sobre todo si son aquellas que rompen el molde de la economía tradicional y se suben a lo que hemos denominado como economía de las ideas, en donde estamos conscientes de que son las ideas las que mueven el mundo, y por ende a las finanzas en la actualidad, y que mientras más nos alejemos a las economías sustentadas únicamente en recursos naturales, como lo es el petróleo, y más nos acerquemos a nuevos modelos disruptivos sobre todo en el área de tecnologías de información, además del software, hardware y diseño, pasando de lo manufacturado en México a lo creado, diseñado, producido y vendido por México, completando el conocido “Hecho en México”, estaremos entonces garantizando el crecimiento futuro del país y del estado, al depender de la clase creativa de la ciudad.
En conclusión el aspecto creativo de una ciudad descansa en la población, en la riqueza de conocimiento que genera nuevas ideas que fluyen en los ámbitos sociales, culturales, económicos, gracias a una educación en donde lo que aprenden los alumnos en la escuela se refuerza en sus casas con sus padres, además de que cada paso que dan en su ciudad es recibido con muestras de arte y cultura, así como espacios sociales que fomentan el conocimiento como librerías y quioscos del conocimiento donde las empresas privadas, el gobierno y la sociedad participan para continuar con la educación de su capital humano. Ojalá que empecemos, todos los actores, a tomar algo de conciencia en esto…
