No me distraigas, solamente puedo hacer una cosa a la vez

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El ser humano en su encuentro con la naturaleza, aunado a la creatividad y plasticidad cerebral que hemos desplegado, resulta normal que consideremos llevar al límite nuestras capacidades neuronales, de forma inconsciente, sin darnos cuenta que al hacerlo estamos limitando el desempeño de la tarea que realicemos en cuestión.

Con lo anterior me refiero a los seres humanos que se ostentan, o nos ostentamos, con capacidad para realizar multitareas,  poniendo como ejemplo la situación común de hablar por teléfono y manejar. Ya en cierta ocasión, en video del doctor René Drucker, recuerdo haber visto la explicación sobre la distracción generada al hablar por teléfono con una persona, mientras conducimos un automóvil, esto a pesar de que usemos el tradicional “manos libres” con bluetooth o audífonos para llevar la charla sin necesidad de usar las manos al sostener el celular.

Ante esto, también contamos con un artículo de David L. Strayer y Jason M. Watson, titulado: “Supertarkers and the Multitasking Brain” publicado en Scientific American. En el mismo se detalla, según los autores mencionados, que al tratar de completar dos o más actividades o tareas a la vez, logramos dividir nuestra atención y por ende nos enfocamos menos en cada una de las actividades o tareas en proceso.

Incluso, por increíble que parezca, Strayer y Watson comentan sobre la típica situación de una persona que va manejando y hablando por celular, argumentando que ese individuo es peor conductor, en cuanto a reflejos y atención a detalles, que aquella persona que maneje dentro del límite permitido de alcohol en el cuerpo.

Para soportar la afirmación descrita, los investigadores y autores del artículo, se enfrascaron en un estudio de manejo, apoyados por un simulador de auto, obteniendo las conclusiones descritas, en donde los riesgos de accidente se aumentaban cuando el individuo hablaba por celular o enviaba mensajes de texto, comparado con aquellas personas que habían consumido alcohol, pero se mantenían dentro del límite permitido para manejar.

Es decir, según informes de Strayer y Watson, después de analizar la actividad cerebral de los individuos al volante, se pudo comprobar su falta de atención, en promedio, de la mitad de los objetos en el camino, además de su considerable lenta reacción a la información que detectaban con el fin de recalcular su trayectoria y evitar colisiones o los comunes accidentes.

Entrando en la parte de mayor análisis científico, los autores señalan que al observar las ondas cerebrales, particularmente las conocidas como P300, esto porque es una señal que se asocia con la sensibilidad de atención de una persona hacia cierto estímulo, se encontró que la onda se cortaba a la mitad cuando los individuos estaban manejando, concluyendo una reducción en la atención hacia la tarea de manejar. Es decir, tanto para Strayer como para Watson, la persona que habla por teléfono se encuentra ocupada procesando la conversación y pierde atención a los objetos que se le presentan en el camino de su ruta.

Curiosamente, como lo señalan los investigadores, los estudios arrojan que el individuo al hablar por celular, no importando que sea incluso en la modalidad de “manos libres”, está creando un distracción para su rutina de manejo, aunque tenga ambas manos sobre el volante, éste se encuentra de cierta forma discapacitado para conducir correctamente.

Derivado de todo esto y extrapolando lo anterior a la legislación que hemos visto en diversos estados de la unión americana, así como de otros estados en México, resulta inútil la prohibición de manejar hablando con el celular en la mano, permitiendo contestar el aparato por medio de un auricular o dispositivo “bluetooth”, pues se genera el mismo nivel de distracción, al dividirse la atención en ambas actividades que se están realizando.

Pero no todo está perdido para las personas que realmente pueden realizar multitareas o ser “supertaskers” como lo dicen los articulistas, pues de acuerdo a otro estudio de 700 personas, se identificaron 19 de ellas que cumplían con el criterio mencionado, mostrando un desempeño sin deterioro ni división de atención cuando realizaron dos o más tareas a la vez.

Queriendo saber lo que sucede con esos “supertaskers”, se les hicieron estudio de resonancia magnética a 16 de ellos, encontrando como característica primordial que ellos tenían la capacidad de mantenerse serenos, controlados, relajados cuando estaban haciendo dos o más tareas a la vez, mostrando poco cambio en su actividad cerebral, caso contrario a otros individuos que se sentían abrumados y con mayor sobrecalentamiento de su cerebro al realizar el mismo par de actividades. Específicamente las diferencias se encontraron en tres partes del cerebro, según lo comentado por Strayer y Watson, la primera en el cortex prefrontal frontopolar, en el cortex prefrontal dorsolateral y en el cortex frontopolar. De ahí que los autores comenten que las personas con lesiones en la parte frontopolar, tengan problemas para realizar diferentes tareas a la par.

Por último me gustaría mencionar el cierre del artículo en cuestión, en donde se señala que solamente pocos individuos tienen la capacidad de realizar múltiples tareas, pero tanto ellos, como los que no pueden realizar multitareas, pueden poner en riesgo su propia vida al hacerlo, al ir manejando por ejemplo. No es tan sencillo entonces jactarnos de poder hacer muchas cosas a la vez, es mejor darle su debido tiempo a cada actividad, para hacerla con esmero y tener como resultado buena calidad.

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