Merezco ganar más que tú… ¿o no?

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Rodrigo Soto Moreno

 

A veces considero que no es necesario hacer un exhaustivo estudio sobre la desigualdad que se vive dentro de mi país. Solamente necesitamos transitar por el centro de cualquier ciudad de México o voltear en algún semáforo, para percatarnos de ciertos personajes que vestidos de payasos hacen malabares, otros limpian el coche con grandes esponjas o trapos, al igual que los parabrisas con agua sucia con jabón, entre otras actividades, con el fin de obtener unos cuantos pesos para sacar algo de comer para su día o por lo menos es que uno piensa.

Es ahí, en esos breves momentos de reflexión, que me cuestiono si esos individuos tendrían una mejor vida o de mayor calidad, si tan solo hubieran nacido en el seno de otra familia o si hubiesen tenido otro abanico de oportunidades, sobre todo hablando del crecimiento intelectual que la educación proporciona y que muchas veces es aprovechado para sobresalir en el ámbito profesional, claro, siempre y cuando las oportunidades laborales no lesionen los años de estudio y de esfuerzo por erigirnos como hombres o mujeres, según sea el caso y no solamente como nombres, siendo parte de una campaña mercadológica maquillada, sin importar si es pública o privada.

Todo esto viene a razón de que el día de hoy, al ir manejando en la mañana hacia la oficina, me encontré en la estación de radio de las noticias, cierta información de que México y Chile son los dos países con mayor grado de desigualdad, de acuerdo a un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Buscando más información al respecto, ingresé al sitio de esa organización y me llamó la atención un video titulado: “Record inequality between rich and poor”, en donde se habla de que el ingreso de los más ricos ha ido en incremento, comparado con el ingreso de los más pobres, sobre todo en los países: Australia, Finlandia, Dinamarca, Inglaterra, Estados Unidos y México. Solamente en países como España, Francia y Portugal, la diferencia entre el ingreso de ricos y pobres se ha mantenido igual. Partiendo de todo esto, el ingreso promedio de los más ricos, dentro de la OCDE, comparado con el ingreso de los más pobres es 9 a 1. Analizando esa razón, dentro del video, se tiene que es de 6 a 1 en Noruega y Dinamarca; 10 a 1 en Japón, Italia, Corea del Sur e Inglaterra; 14 a 1 en Turquía, Israel y los Estados Unidos; pero lo increíble es que es 27 a 1 en México y Chile.

La desigualdad se puede medir con el coeficiente de Gini, que de acuerdo a Wikipedia: “El coeficiente de Gini es un número entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y donde el valor 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno)”. Además, dice de igual forma Wikipedia: “El índice de Gini es el coeficiente de Gini expresado en porcentaje, y es igual al coeficiente de Gini multiplicado por 100”.

En otro dato importante, en el artículo titulado: “OCDE: los ricos ganan en México 26 veces más que los pobres” publicado en Proceso y escrito por Carlos Acosta Córdova, se menciona que “en últimos 25 años, los ingresos de los hogares crecieron así: 1.7% para el 10% de los mexicanos más ricos, contra sólo un 0.8% para el 10% más pobre”.

Aunado a esto debemos recordar que contamos con información del artículo de Gerardo Esquivel, titulado: “Pobreza y trivialidades”, publicado en la revista Nexos de septiembre de 2011, donde se nos ofrece la cifra de que de 2006 a 2010 los pobres en el país aumentaron de 45.5 millones a 57.7 millones, es decir un incremento de 12.2 millones de personas. Además de que el número de pobres extremos crecieron de 14.7 millones a 21.2 millones, en el mismo período, lo que equivale a un aumento de 6.5 millones.

Además de que a nivel global, la información del Human Development Report de la ONU, nos dice que el 20% de los más ricos tienen 3/4 partes del ingreso mundial y el 40% de la población que vive con menos de 2 dólares al día tienen el 5% del ingreso global. Al igual tenemos que según datos de la directora ejecutiva del Banco Mundial, Ngozi Okonjo-Iweala, se tienen 1,200 millones de personas viviendo con menos de 1.25 dólares al día. A esta cantidad le tenemos que agregar, como lo dice Okonjo-Iweala, que existen 900 millones personas que se van a dormir con hambre. Siguiendo este tenor, dentro de la revista Foreign Policy se señala que debido a la pobreza, así como a la falta de las instalaciones básicas de salud para prevenir las enfermedades, un niño muere cada 4 segundos en alguna parte del mundo.

Al leer todos estos datos, me resulta claro que no puede existir progreso en un país donde existe tanta desigualdad y falta de oportunidades, donde los jóvenes no pueden encontrar un trabajo digno y bien remunerado, además de que tienen que trabajar en áreas para las cuales no fueron preparados, desgraciadamente porque es la única opción que les ofrece su propia patria.

La opción para salir de todo este embrollo es simple, invertir en ciencia y tecnología, buscar la soberanía nacional a través de la inyección de capital humano y que ese capital pueda salir del país para competir con otros cerebros y que regresen al país a contribuir con el desarrollo del mismo, bajo el esquema de las mejores prácticas que hayan adquirido en su viaje intelectual, pero no necesitamos solamente puentes, edificios y grandes centros de investigación, sino contamos con el recurso humano necesario que lo saque provecho del mismo. Atrás de una máquina debe estar la conexión neuronal creativa de un ser humano para que potencie el uso de la misma, sino solamente damos “clics” y tecleamos “teclas” fuera de orden y medida.

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