Los antibióticos…alterando la velocidad de evolución bacteriana.

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Me imagino que debe ser común que se nos olvide que en nuestro accionar diario, tanto de forma activa, como la aparente inactividad o baja de funciones cuando estamos dormidos, nunca estamos solos, sino que dentro de nosotros contamos con todo un universo de células y bacterias.

Para recordarnos lo anterior, contamos con el artículo de Jennifer Ackerman, titulado: “How Bacteria in our bodies protect our health”, publicado en Scientific American, donde se señala que las células de bacterias superan en 10 a 1 las células de nuestro cuerpo. Claro está que esos polizontes bacterianos, se encuentran latentes y esperan su turno para manifestarse o activarse para provocarnos cierto padecimiento, logrando que en nuestra lucha por la salud, tengamos a bien ingerir cierto antibiótico para eliminar las dolencias que padecemos y volver al supuesto estado de equilibrio vital.

Derivado de todo esto, recuerdo haber leído algunos escritos donde se señala la importancia de tomar adecuadamente los medicamentos, en este caso los antibióticos, para evitar que las bacterias ganen en resistencia y tengamos que usar otro antibiótico u otra medicina diferente o de mayor potencia para erradicar la enfermedad en cuestión.

Dentro de este tenor, me llamó la atención el escrito de Brandon Keim, titulado: “Antibiotic Overuse May Increase Superbug Evolution Rate”, publicado en la revista WIRED, donde se explica la grave, que en palabras de Keim: “al tener nuestro medio ambiente inundado de antibióticos, las personas no le damos la correcta importancia a un profundo aspecto de la evolución bacteria, mismo que es: la tasa o paso en que las mismas se replican o surgen”.  Es decir, debido a ciertas prácticas humanas y al abundante uso desmedido de los antibióticos se está trabajando en hipótesis relacionadas al aumento en la velocidad de propagación o evolución rápida de estos organismos bacterianos en nuestro cuerpo.

En palabras de los investigadores, Michael Gillings de la Universidad Macquire de Australia y Hatch Strokes de la Universidad de Tecnología en Sídney, las actividades humanas están alterando el tiempo fundamental de la evolución bacteriana. Como ejemplo, ambos investigadores, comentan que como se dijo el mundo se encuentra repleto de antibióticos, pero en el sentido de que los medicamentos que se consumen por nosotros los seres humanos, terminan en el drenaje y se procesan dentro del tratamiento de las aguas residuales. Algo similar sucede, de acuerdo a Gillings y Strokes, en cuanto a los antibióticos consumidos por animales, que terminan en las heces de los mismos y se dispersan en los campos de cultivo, en ocasiones como abono.

De acuerdo a los estudios, llevados a cabo por Gillings y Strokes, la distribución normal de la evolución de las bacterias es similar a lo que se conoce como una campana de Bell, sin embargo las actividades humanas están logrando empujar esa curva para elevar su cresta y aumentar así el número de células bacterianas producidas ligadas al fomento de la mutación genética, con el fin último de la supervivencia. Es decir, estamos elevando la tasa de mutación bacteriana y por ende alterando parte de la selección natural, según lo descrito por Michael Gillings. Ahora, si a todo esto le sumamos la falta de cuidado en la ingesta de medicamentos, en donde no tomemos las dosis adecuadas para contrarrestar un ataque bacteriana, solamente estamos logrando aumentar la resistencia de las bacterias a ciertos antibióticos y aumentamos también el gasto por paciente enfermo, así como incrementamos la tasa de propagación de cierta enfermedad.

Sin embargo para la investigadora y bióloga evolucionista, Joanna Masel de la Universidad de Arizona, no se está completamente seguro de que la presión ejercida por los antibióticos esté significativamente ligada a la configuración de la evolución bacteriana, pues existen otras presiones hacia las bacterias, como es el caso de la lucha que libran en contra de virus o parásitos, evaden depredadores y compiten con otras bacterias  para subsistir; claro que los antibióticos afectan la evolución y resistencia bacteriana, pero aún faltan más investigaciones para determinar el grado exacto de la misma.

Seguramente vamos a requerir de mayores investigaciones al respecto, pero por lo pronto sería bueno empezar por que los médicos receten de forma adecuada sus medicamentos, llevando un control detallado de la última ingesta que tuvimos de antibiótico para no repetir el mismo en períodos cortos, afectando la duración e intensidad de nuestra enfermedad por resistencia bacteriana, y posteriormente diseñar un estudio para obtener datos más precisos en relación a la inundación de antibióticos procesados por células bacterianas y humanas en el medio ambiente.

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