La pobreza, una aparente inequidad indestructible…hasta el momento.

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Rodrigo Soto Moreno

Me resulta interesante, que al introducirme en mi cerebro para buscar cierta información, siempre surgen recuerdos que están muy bien colocados y fijados en las conexiones neuronales. Cada uno de ellos en diferentes áreas del conocimiento.

En este momento recuerdo en cierta ocasión, que dentro de la clase que teníamos de economía en la preparatoria “Las Hayas”, que se ubica entre la carretera de Xalapa y Coatepec, dentro del estado de Veracruz, el profesor Tomás Berlín nos explicaba las diferentes teorías económicas dentro del planeta.

En esa clase en particular, me llamó la atención de lo que explicaba de John Maynard Keynes, en donde se decía que si pudiéramos tomar todo el dinero que hay en el mundo y repartirlo equitativamente entre las diferentes personas que lo habitamos, con el fin de tener igualdad entre todas las personas, de todas formas se volverían a crear las diferentes clases sociales. Simplemente porque, por ejemplo, una persona gastaría el dinero y se quedaría pobre, otra lo dejaría estático guardado dentro del colchón y se mantendría constante, mientras que otro lo invertiría y obtendría un rendimiento por el mismo, haciéndose éste último más rico que los otros dos.

El resultado, a simple vista, si solamente tuviéramos esas tres personas y esos tres escenarios de acción con el dinero, sería entonces una persona pobre, una persona de clase media y otra de clase rica. Esta situación me causó revuelo, porque aparentemente no se podía eliminar la pobreza tan fácil, ni siquiera si dividíamos el dinero en partes iguales. Se requiere entonces hacer algo más que simplemente dejarle el dinero a las personas, tal vez educarlas en el manejo financiero, pero aquí caemos en dicotomías bancarias de que esas instituciones realmente funcionen como asesores financieros en beneficio del cliente y no solamente en beneficio de la misma institución.

Para explicar de forma, aparentemente sencilla y simple, sería desde mi punto de vista la siguiente: “por cada peso que tú ganas, otra persona no gana ese peso”. No existe dinero infinito, sino recursos escasos que se deben maximizar, en donde si una persona recibe cierta percepción, otra no gana la misma, creando cierta competitividad de acuerdo a las capacidades de cada individuo.

En la actualidad, hemos visto que un sistema totalmente capitalista o socialista, no funciona de forma perfecta, muchas veces debido a malos manejos de los seres humanos que operan determinado modelo económico, sobre todo si hablamos de la reciente crisis mundial que fue gracias a la avaricia de banqueros, que no tienen saciedad para sus necesidades de dinero, sin importarles afectar a otros.

Pero bueno, entremos en tema de la pobreza que parece ser una inequidad indestructible. De acuerdo a artículo del periódico El Universal, con nota de Natalia Gómez, de fecha 29 de julio de 2011, se muestra que la pobreza en nuestro país ha aumentado, teniendo para 2010 un total de 52 millones pobres, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Además de que la pobreza extrema se ubicó en 11.7 millones de mexicanos. La sintomatología de la pobreza se refleja directamente en carencias, particularmente en la alimentación, por eso el secretario Ejecutivo del CONEVAL señaló en nota para CNN Expansión en escrito de Isabel Mayoral, que existen 28 millones de personas que tienen carencia para acceder a la alimentación en el año 2010.

Muchos atribuyen el problema de la pobreza a la reciente crisis económica mundial, a la corrupción del país, a la falta de oportunidades para conseguir un trabajo digno, a la falta de incentivos fiscales para la instauración de empresas, a la falta de mano de obra calificada y especializada, desigualdad en el ingreso, entre muchas otras.

Resulta muy complejo al querer dar una solución simple al problema de la pobreza, pero lo que sí podemos hacer es tratar de mitigarla. Pues cuando he caminado por alguna calle o manejando por la ciudad siempre me pregunto si esa persona o aquella otra tendría una vida mejor, o incluso yo mismo, si hubiera estudiado aún más. Puede ser que sí, puede ser que la diferencia entre un individuo y otro radique en la cantidad de libros que cada quien haya leído, absorbiendo conocimiento de cada uno de ellos. Sin embargo, también quiero puntualizar que aquella persona que tiene dinero no es necesariamente inteligente; lo que sí puede ser, es que la persona leída tiene mayores oportunidades de tener mejor posición económica que aquella que no le gusta leer, aunque existe excepciones a la regla y no todo está escrito en piedra, pero siguiendo este razonamiento podemos decir que una variable clave, a prestar atención, para tratar de disminuir la pobreza sería la educación.

Sin embargo, imaginemos a los 28 millones de individuos que tienen carencia para alimentarse. Sería muy complejo decirles que tienen que estudiar para salir de su pobreza y así poder comer algo, pues su principal prioridad no es el alimento de la mente, sino el alimento nutricional básico para que siga funcionando el cuerpo. Aquí es necesario garantizarles la alimentación a los más pobres, para que sus hijos y ellos puedan acceder al conocimiento y puedan cultivar su mente al proveerles el sustento básico.

Tal vez la misma pobreza, así como el ímpetu desmedido por adquirir recursos sea otra de las causas del narcotráfico en el país. Dentro de un esquema que para el ciudadano no ofrece oportunidades reales de supervivencia, éste se tiene que aferrar a la vida y buscar recursos de cualquier forma, no es una justificación sino solamente un análisis de una posible causa. Es importante permitir la creación de empresas, bajo un modelo emprendedor, que haga que cada vez más jóvenes puedan incursionar como empresarios para generar fuentes de empleo y no solamente emplearse en la tradicional cadena productiva. A su vez es importante ofrecer una especie de microcréditos al estilo del profesor Yunus de Bangladesh para crear microempresas productivas, que les permitan a los que menos tienen pagar poco, autoemplearse y así salir de la pobreza.

También creo que debemos de olvidarnos de tachar a las economías como capitalistas o socialistas, pues al observar al gobierno de Estados Unidos rescatar a sus bancos y a empresas ante la crisis mundial, así como ver a China comerciando con todo el mundo e inundando de sus productos en todos los mercados, nos queda claro que no utilizan solamente un modelo económico y lo mismo debemos adoptar en México, es decir, trabajar para una economía mixta con diferentes aristas. Además de que la mano de obra del país debe ser calificada y especializada, pues nos resulta imposible competir con China en una siempre manufactura de productos, ya simplemente por cantidad de habitantes, aparte de sus bajos precios, nos derrotan con facilidad. Caso contrario, sucedería, si especializamos los productos mexicanos para diseñarlos en México, producirlos en México, fabricarlos en México, etcétera. La creatividad del mexicano no está solamente en cuestiones de estereotipos de flojos, como nos catalogaron recientemente en el programa inglés de “Top Gear”, sino que podemos competir directamente con cualquiera, tenemos la misma herramienta que otros: el cerebro. Falta ponerlo a trabajar.

Es hora de dejar de sentirnos conquistados, pues considero que ese sentimiento nos hace catalogarnos como un pueblo inferior. Es mejor vernos como cuna de la civilización de Mesoamérica con la cultura de los Olmecas y por otro lado alabar la inteligencia de los Mayas. Todo esto, sumado con la rica mezcla de ingredientes genéticos de muchas generaciones, debe ser motivo de orgullo y no una losa pesada que debemos cargar y que nos haga derrotarnos antes de ni siquiera ver el campo de batalla. Existe mucha gente valiosa en el país.

De igual manera resulta imperativo lograr que no exista demasiada diferencia en los salarios entre obrero y patrón, tomando el ejemplo de países europeos en donde se premia al trabajador, remunerándolo por su esfuerzo de forma equitativa por el mismo. Es importante que los jefes reconozcan que no se encuentran en una torre de marfil inalcanzable, sino que deben estar atentos de las necesidades de sus trabajadores y aunque se sientan una especie de reyes o reinas en el tablero de ajedrez, recordemos que el peón es parte de la guardia protectora del rey o de la reina y que esa insignificante pieza, el peón, también puede hacer un jaque mate.

Este análisis breve y somero pareciera darnos esperanza en que se puede abatir esa inequidad indestructible, pero siempre ronda en mi mente las palabras de mi maestro a analizar a Keynes, en donde aunque lográramos buscar la equidad e igualdad económica, no se podría porque el mercado tendería a reordenarse creando de nueva cuenta las clases sociales. Pero bueno, vale la pena intentarlo, preguntémonos, entonces, ¿no sería mejor librar una guerra en contra de la pobreza? en lugar de la que tenemos en contra del narcotráfico.

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