Rodrigo Soto Moreno

Como lo he dicho en otros escritos, los seres humanos tomamos la decisión de dejar de estar estáticos y evolucionamos, aceleramos nuestro camino y fuimos modificando el medio ambiente para adaptarlo a nuestras necesidades, con la promesa de mejorar y aumentar nuestra calidad de vida.

El lograr caminar erguidos, tener un cerebro potente, el pulgar y la mano prensil para crear, desarrollar, transformar y operar utensilios, además de gran capacidad de guardar información tanto dentro como fuera del cuerpo, creó ventajas competitivas sobre otros homínidos para colocarnos en una aparente “cúspide” de la evolución, aunque como sabemos solamente somos una rama, lateral, del arbusto evolutivo como en su momento infirió Stephen Jay Gould.

Además de todo esto, la cooperación dentro de nuestra especie fue clave para la supervivencia de los pueblos, de ahí la clave de que la homogeneidad entre cada comunidad fuera un engrane vital para sobresalir entre otras comunidades similares.

Para sustentar el punto anterior, recientes estudios de las Hyracoidea (que según Wikipedia son un orden de mamíferos placentarios que comprenden seis especies agrupadas en tres géneros y una sola familia (Procaviidae). Se conocen comúnmente como damanes. Se originaron en África hace 50 millones de años (Oligoceno), y actualmente se extienden por toda África y la Península Arábiga), señalan que las redes sociales amplias en estos animales deriva en mejor salud y mayor esperanza de vida.

Sin embargo para la investigadora Amiyaal Ilany de la Universidad de Tel Aviv, no es solamente el tamaño de las redes sociales de estos animales lo que ayuda a que tengan un aumento en su esperanza de vida y salud, sino que todo se centra en que esas relaciones dentro de su comunidad sean igualitarias, es decir que exista equidad entre sus miembros. Aquí Amiyaal hace énfasis en que mientras más plana sea la relación social entre estos mamíferos, se aumenta la cooperación y se reduce el estrés entre cada uno de los miembros.

Entrando en el estudio que se comenta dentro de la revista WIRED y se publicó dentro de “Public Library of Science One”, después de que Amiyaal estudió por 11 años a estos animales y correlacionó los datos obtenidos con la calidad, salud y esperanza de vida, encontró que aquellas hyracoideas que eran más sociales y que contaban con relaciones más igualitarias y equitativas con otros de sus miembros, tendían a vivir unos 12 años, comparado con aquellas hyracoideas que eran solitarias o que vivían en grupos donde no existía la igualdad entre sus miembros, quienes morían a edad más temprana.

Ilany comenta que dentro de los grupos donde existe la igualdad se reduce el estrés y se tiene una vida más armoniosa porque todos los individuos (hyracoideas) trabajan de forma similar y se ayudan mutuamente, caso contrario cuando dentro de un grupo o comunidad de estos animales se tienen algunos cuantos ostentan el poder y controlan al grupo, imponiendo sus decisiones e infringiendo estrés en los miembros de menor jerarquía.

Trasladando este estudio a los seres humanos, aunque no se ha hecho de forma científica, podemos inferir que ciertamente mientras las sociedades sean más homogéneas tanto en la distribución del trabajo como en el pensamiento y acervo cultural de cada uno de sus miembros, entonces tendremos menor estrés porque todos contribuyen con trabajo al progreso de esa comunidad en particular. Incluso podemos decir que los países que son más homogéneos en su población y que existe menor diferencia en ingreso económico en cada uno de sus miembros, son aquellos que están más cerca del primer mundo, tomando en cuenta el ejemplo de Finlandia por citar alguno.

Hablando de esta especie de “socialismo animal”, donde existe equidad en el mando y en la distribución del trabajo, vemos que de igual forma si en nuestra pequeña familia o comunidad trabajamos de forma igualitaria y delegamos el poder y cierta parte de la cadena de mando, donde todos tengan voz y voto, ayudaremos a reducir el estrés y de esa forma contribuiremos a aumentar la esperanza de vida, la calidad de esa vida y por ende a mejorar nuestra salud.