Siempre me he manifestado, no solamente a favor del cuidado y protección de los animales, sino también me he encariñado con muchos de ellos, desde la diversa cantidad de tortugas que he poseído y poseo, pero particularmente del cariño profesado hacia los canes, sobre todo en el caso de los dos últimos que me han hecho compañía recientemente, bautizados con el nombre de Chente a un samoyedo blanco que vive en Veracruz y a Sophie, una shitzu que habita en Nuevo León con un servidor y mi familia.
Recuerdo, hasta el día de hoy, diversos momentos de alegría con Chente y Sophie, y si bien después de todos los paseos, los juegos, la compañía, la amistad, la convivencia, me queda claro por qué los perros son los mejores amigos del ser humano, pero me quedaba la duda de específicamente cuando fue el momento en que nuestras especies iniciaron su relación, para mantenerla casi cordialmente hasta la actualidad.
Para resolver mi duda, encontré un escrito de Pat Shipman, titulado: “Do the eyes have it?”, publicado en American Scientist, donde se habla de cómo la domesticación de los perros, pudo haber ayudado a los humanos a prosperar mientras los Neandertal declinaban. Comparto el inicio del artículo de Shipman cuando habla de que cualquiera que haya amado a un perro, conoce la increíble y casi indescriptible experiencia de la calidez y lealtad en la compañía de un can, pero que su aportaciones a la raza humana, van más allá de lo individual, pues para Shipman tanto nosotros los domesticamos, como ellos a nosotros.
Entrando en las justificaciones ofrecidas por Shipman, se conoce que el Homo Sapiens tuvo contacto con los Neandertal, aproximadamente entre 35,000 y 45,000 años, en la zona de Europa del Este. El contacto marcó un momento en que los Homo Sapiens iniciaron su camino a poblar la Tierra, mientras que los Neandertales comenzaron a declinar como especie. Sin embargo, el dato que causa debate, es que la especie del Homo neanderthalensis había vivido 250,000 años, según Shipman, antes de que nosotros como especie, llegáramos sin una invitación oficial.
Aunque existen diferentes argumentos a favor de la extinción de la especie de los Neandertal, de acuerdo a lo comentado por Shipman, como es el caso del cambio climático, así como la ventaja que tuvimos debido al perfeccionamiento de armas para la cacería, al igual que nuestra cohesión social como especie. Surge una nueva hipótesis, comentaba por Pat Shipman, en donde se habla del dominio del Homo Sapiens gracias a la domesticación de los perros, aunado a pequeños cambios en la anatomía humana que hizo posible la comunicación con los canidos.
La relación de los Homo Sapiens y los perros se remonta a los recientes descubrimientos arqueológicos, mismos datados aproximadamente hace 27,000 años, aunque existen restos de canes de hace 32,000 años. Dotados de unos 32 kilogramos de peso y de unos 61 centímetros de altura hasta los hombros, estos grandes compañeros de los seres humanos resultaron marcar una diferencia en las estrategias de caza.
De acuerdo a datos proporcionados por Shipman, en un grupo de cazadores de 10 personas, la carga promedio de carcasas es de 8.4 kilogramos diarios; pero cuando agregamos a los perros, es decir con 2 de ellos, sube la carga de carcasas a 13.1 kilogramos por cada cazador por día. Hablamos entonces de un aumento del 56%. Correlacionando lo anterior a la cacería actual, en donde se utilizan perros para cazar otros mamíferos, se ha comprobado que el uso de perros machos (más fuertes) contribuye a la captura de 20 kilogramos de carne cada mes, pero los que son todavía más eficaces en la cacería pueden ayudar a obtener unos 100 kilogramos de comida al mes. Shipman aclara que estos últimos perros pesaban entre 11 y 12 kilos, pero eran capaces de aportar mucho más de su peso corporal en carne, de cacería, al final del mes.
Otro dato muy interesante es que en la caza de ratas gigantes africanas, cuando no se involucra perros se logra obtener la presa en 49.5 minutos versus 29 minutos con perros, en el caso de cacería de puercoespines, se tienen 101.33 minutos sin perros y 44 minutos con perros. Derivado de todo lo anterior se concluye que la domesticación de los perros, de acuerdo a Shipman, fue exitosa para la cacería y por ende añadió ventajas competitivas de los Homo Sapiens sobre los Neandertales.
Además de todo esto, diversas investigaciones del Instituto Tecnológico de Tokio, por Hiromi Kobayashi y Shiro Kohshima y del Instituto Max Planck, por Michael Tomasello. Los primeros investigadores han encontrado que los seres humanos son una especie única, entre otros primates, en que la esclerótica (membrana blanca en los ojos) es visible, por lo que los segundos investigadores han desarrollado la hipótesis de la cooperación de los ojos, en donde lo canidos son capaces de ver la dirección de los ojos de los seres humanos y por ende tener comunicación no verbal, muy efectiva, para no asustar a la presa y concluir la cacería con éxito rotundo. Es decir, Shipman, comenta que esta comunicación silenciosa entre perros y humanos fue clave para la cacería en grupos.
Para concluir, me gustaría tomar de nueva cuenta lo dicho por Shipman, donde textualmente dice: “Los humanos amamos ver en los ojos de los perros y leer sus emociones, pero aparentemente los perros sienten lo mismo al vernos a los ojos”. Entonces aparte de ser el mejor amigo del hombre, también debemos gran parte de nuestra supervivencia y camino evolutivo a las estrategias exitosas cooperativas de cacería y la comunicación silente al momento de tener la presa a punto de ser apresada y llevada a la comunidad como alimento.
Además de que, nuestros canes, al vernos a los ojos, son capaces de inferir nuestro comportamiento y ser expertos en determinar lo que queremos o el estado de ánimo en el que nos encontramos.
