Genero más ingresos gracias al valor agregado de mi educación y trabajo…

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Rodrigo Soto Moreno

Caminando por el largo pasillo de la casa en Coatepec, Male siguió la orden directa de su abuelo Félix y fue a la cocina a ayudar a su abuela Ena. Al fin llegó al lugar indicado y observó claramente a su tía Elodia moverse con velocidad entre la estufa y la mesa donde se encontraban las verduras, el arroz, los frijoles y otros productos frescos que habían adquirido del mercado cercano; ahí se encontraba también sentada su abuela Ena, precisamente separando los frijoles para que no tuvieran impurezas a la hora de comerlos.

Tocando el hombro de su abuela, de forma suave y cariñosa, logró que volteara a verla y con una sonrisa su abuela le preguntó qué necesitaba. Male le dijo que el abuelo la había enviado de ayudante a la cocina y también para aprender a cocinar para su futura vida como madre de familia y esposa. Su abuela sonrió de nuevo, dejó lo que estaba haciendo y le dijo: “Mira hija, vamos a hacer lo siguiente, tú le vas a decir al abuelo que ya me ayudaste y yo voy a confirmar esa versión, sin embargo quiero que mejor te vayas a estudiar porque ahí realmente está el secreto para ser mejor madre para tus futuros hijos y ayuda para tu futuro esposo”. Male, gustosa de leer y adquirir conocimiento, sonrió de vuelta a su abuela y se dirigió entonces a un cuarto contiguo para proceder a estudiar.

En ese momento no comprendió el mensaje de su abuela Ena, pero años después Male (mi Madre) lo entendió cuando después de graduarse de medicina con especialidad en endocrinología fue capaz de mantener la estabilidad económica, conjuntamente con mi Padre, para que tanto mis hermanos como yo tuviéramos más de lo que requeríamos y pudiéramos adquirir también un grado universitario en una buena escuela. Tenía mucha razón mi bisabuela al comentarle eso a mi Madre.

Es bien conocido, como el caso anterior, que las personas piensen que una buena educación es garantía para que el individuo tenga mejor calidad de vida, en relación a poder adquirir un buen puesto dentro de una empresa y por ende un buen ingreso para él y los suyos. Dentro del artículo en The Economist titulado: “Angst for the educated”, se habla incluso que los padres, en su mayoría, incitan a sus hijos a educarse de la mejor manera para poder estar bien equipados para desempeñarse y enfrentar al mundo globalizado. Existen argumentos a favor y en contra de esta posición, leamos ambos.

Un estudio de la Universidad Georgetown, dentro de su Centro de Educación y Fuerza Laboral, se ha encontrado que la educación está fuertemente ligada con el ingreso. Por ejemplo, para un ciudadano americano con un grado profesional académico, puede esperar ingresar en promedio unos 3.6 millones de dólares, durante el período de su vida. Mientras que una persona que tiene solamente un título de preparatoria solamente puede aspirar a ingresar un promedio de 1.3 millones de dólares, a lo largo de su vida.

Las estadísticas muestran, bajo la promesa de mejor ingreso y calidad de vida por adquirir estudios universitarios, que se ha incrementado el número de individuos o alumnos que asisten a la universidad buscando ese sueño de graduarse y ser exitosos profesionalmente. De acuerdo al “Chronicle of Higher Education”, se ha calculado que entre 1990 y 2007, el número de estudiantes asistiendo a la universidad ha aumentado en 74% en Europa, 22% en Norteamérica, 144% en América Latina y 203% en Asia.

Pero este paradigma puede cambiar radicalmente, ya que según el mismo escrito en The Economist, la reciente crisis económica, la misma globalización, la competitividad y el ingreso de nuevos egresados hindúes y chinos al mercado laboral, están logrando que los mejores y más inteligentes de los egresados de primer mundo, tengan que competir con los mejores y más inteligentes de los países más pobres, pero que quieren y puede hacer el mismo trabajo por menor sueldo.

Otro punto interesante es que las computadoras y los programas computacionales están modificando la forma de realizar el trabajo, pues gracias a estos, uno mismo puede elaborar o asesorarse en línea para obtener la tarea deseada. Las computadoras se han convertido en una extensión de nuestro cerebro y gracias a ella podemos realizar tareas que anteriormente requeríamos de ayuda de otras personas. Además, como lo dice David Autor del MIT, quien explica que la automatización computacional va a destruir cualquier trabajo que pueda ser reducido a una rutina.

La clave entonces será que cada graduado pueda generar valor agregado a su trabajo, sustentado no solamente a los conocimientos adquiridos durante sus estudios profesionales, sino que se vaya actualizando diariamente con conocimiento teórico y aplicado, así como adquiera nuevas habilidades computacionales con la inteligencia de que el software y hardware computacional son extensiones propias de su cerebro y potencian su tasa de procesamiento neuronal. Evitando que sus trabajos sean reproducibles y sustituidos por máquinas y haciendo de los mismos más cercanos a la mente – factura y más lejanos de la mano – factura.

Las ciudades o países que logren hacer esto, en verdad estarán dentro de una economía del conocimiento y al involucrar a todos sus actores, se transformarán en una sociedad del conocimiento.

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