En la diversidad étnica de los países se encuentra el desarrollo económico

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Rodrigo Soto Moreno

Si algo nos ha enseñado la economía es que es un ente cambiante, con vida, aunque en ocasiones al analizar las bolsas de los diferentes mercados mundiales, se refleje solamente la incertidumbre del ser humano plasmada en el movimiento de volatilidad del precio de las acciones de cada compañía.

Es por ello que analizar la economía mundial, siempre tenemos que tomar en consideración nuevas variables y en algunas ocasiones eliminar o disminuir el efecto de otras. Por lo anterior me llamó la atención el artículo en The Economist titulado “The magic of diasporas”, en donde se nos habla de la importancia que tienen los migrantes en la economía de cierto país.

Un ejemplo claro lo fue y es Estados Unidos, pues aceptaron gran diversidad de mentes dentro de su economía y por ello tuvieron un flujo importante de ideas creativas, mismas que les permitieron tener el nivel económico que ahora ostentan.

Volviendo al artículo de las diásporas (dispersión de grupos étnicos), en The Economist, se remarca que ahora los países se encuentran influenciados por redes de diásporas, mismas que facilitan el comercio entre las fronteras, bajo la premisa de que el flujo de información es más veloz gracias a la globalización y la ubicuidad de las telecomunicaciones.

Derivado de todo esto es común que un chino viviendo en Estados Unidos, detecte una oportunidad de mercado y hable con algún conocido en su país de origen, China, para que fabriquen un determinado producto y/o ofrezcan un servicio determinado para importarlo y comercializarlo para los norteamericanos.

También es muy sabido el caso de los ejecutivos estadounidenses que contratan a Hindúes, en su lugar de origen, y que gracias a la magia del internet y las telecomunicaciones, puedan encargar diferentes tareas durante el día, para que sus asistentes virtuales remotos hindúes trabajen durante la noche de su jefe, día para ellos, y cuando amanezca en los Estados Unidos, abran su email y cuentan con el documento requerido listo para ser presentado. Todo esto con una alta calidad de trabajo y a un bajo costo, comparado con contratar a un asistente norteamericano.

De igual forma, The magic of diasporas, habla de que gracias a la migración de etnias, se facilita la dispersión de ideas creativas. Esto gracias a que muchas de las mentes brillantes de las economías de los mercados emergentes son educadas en diferentes universidades alrededor del mundo, abriendo así su perspectiva de la vida, tanto profesional como personal, además de que al hacer lo anterior, se exponen a una competencia productiva con otras mentes brillantes y no solamente a las mentes de creativas de su país de origen.

Gracias a las diásporas, es mucho más fácil que surjan nuevos negocios, pues de acuerdo a un estudio de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, demuestra que las compañías norteamericanas que emplean a personas de etnia china, tienen mayores facilidades de crear un “joint venture” en China con una empresa de esa localidad.

Otro estudio de la Universidad de Duke muestra que los inmigrantes son 1/8 de la población de los Estados Unidos, pero ellos han logrado crear y desarrollar 1/4 de las empresas de ingeniería y tecnología en ese mismo país.

Solamente pensemos en el caso de Steve Jobs, quien es hijo de un inmigrante sirio musulmán (Abdulfattah Jandali) y una estadounidense con ascendencia suiza (Joanne Carole Schieble), y que creó una empresa, Apple, que recientemente se colocó como la marca más valiosa del mercado, situando su valor en $153,300 millones de dólares, por arriba incluso de Google con una valuación de $111,500 millones de dólares. Además de que su valor de mercado como empresa, Apple, supera a la poderosa petrolera Exxon Mobil,  de $337,174 millones contra $330,770 millones respectivamente, de acuerdo a datos de Forbes y de Bloomberg.

Los migrantes no solo envían dinero a sus países de origen, sino que regresan a ellos para abrir nuevos negocios. Además, en el mismo artículo se nos explica que existe un estudio que encontró que a menos de que los países emergentes pierdan más de un 20% de sus graduados universitarios, la fuga de cerebros logra que los países pobres se vuelvan más ricos.

El punto es que los países no deben estar cerrados a la migración, sino que deben trabajar en atraer a las mentes más brillantes y creativas, no solamente de otras regiones, sino de otros países, siempre con miras a enriquecer el flujo de conocimiento en la nueva economía de las ideas. Solamente a través del conocimiento científico y tecnológico traducido en innovación empresarial podremos salir del estancamiento en que se encuentra la región latinoamericana.

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