Rodrigo Soto Moreno
Es comúnmente conocido que la familia es el núcleo básico de la sociedad, primordialmente desde la perspectiva del fortalecimiento del tejido social de una localidad, de un municipio, de un estado y por supuesto de un país.
Derivado de lo anterior me gustaría compartir algunos datos de lo que está sucediendo con el matrimonio, y por ende con la familia, en el todavía país más poderoso del mundo, que es Estados Unidos de América.
De acuerdo a escrito en The Economist titulado “The decline of marriage”, nos muestra datos del último censo de población en ese país, donde se tiene que por primera vez las parejas casadas solamente representan un 45% de los hogares norteamericanos.
También se remarca que el número de madres o padres solteros está creciendo velozmente, en donde el que ejerce la patria potestad debe asumir el rol faltante ya sea de padre, cuando es madre solamente y viceversa. De igual forma está creciendo el número de hogares en donde las parejas no se casan y hogares sin hijos.
Además, el mismo artículo, encuentra que de acuerdo a datos del censo poblacional, el matrimonio de forma tradicional se está convirtiendo en un ritual de lujo para las personas con mayor educación y de mayor afluencia.
Por ejemplo en 1960 apenas se percibía una diferencia entre los matrimonios casados con grado universitario con un 76% contra un 72% de los que solamente tenían preparatoria. Sin embargo esa diferencia de 4 puntos, se ha incrementado en 16 según los datos estadísticos más recientes, pues han encontrado que en los Estados Unidos las prometidas tienen mayor porcentaje de tener un grado universitario, en comparación con los años 90.
Pero no solamente eso, sino que en investigaciones de Bradford Wilcox, de la Universidad de Virgina, se determinó que las parejas con un grado universitario tienen solamente una tercera parte de divorcios en comparación con las parejas que cuentan con un título de preparatoria hacia abajo. A su vez solamente un 6% de los bebes nacidos de madres con nivel universitario, fueron concebidos antes de estar casadas, comparado con un 44% de bebe nacidos, concebidos fuera del matrimonio, para madres con nivel de preparatoria.
No terminamos ahí, pues me resulta interesante que para Isabel Sawhill del Instituto Brookings, el que existan menos matrimonios se traduce en un menor ingreso y mayor pobreza. Además de que ella y otros investigadores han ligado la mitad del nivel de inequidad en los Estados Unidos a estos cambios en la composición de la familia. Esto a razón de que las familias compuestas por dos personas contribuyen con dos ingresos, sumando a esto que es un ingreso mayor por el nivel educativo al contar con educación universitaria, que el que podrían proporcionar aquellos con educación de preparatoria hacia abajo.
Con todo esto no estoy diciendo que este mal que existan madres o padres solteros, ni tampoco que las parejas decidan no casarse, o que decidan no tener hijos, pues cada quien es libre de tomar o elegir el rumbo que mejor le parezca, lo que sí es conveniente meditar y sobre todo analizar son los datos de que las familias compuestas de forma tradicional y con un alto nivel de estudios resultan en una combinación de mejores ingresos y mejor educación que van a ser heredados a los hijos y por ende pueden tener mayor probabilidad de éxito, aunque siempre existen excepciones a la regla.
Mi punto solamente es que con estudios de este tipo se cimenta la teoría de que el núcleo básico de la sociedad: la familia, debe ser custodiado y protegido, pues en la gran mayoría de los casos el mantenerse unidos ayuda en que nuestra descendencia saque el mejor provecho de los padres y cierto ejemplo para que se motiven a seguir estudiando a un nivel alto, situación que promoverán y generarán así un círculo virtuoso social.
Pero al final, tanto padres y madres solteras o solteros, parejas sin hijos, parejas con hijos, con educación de preparatoria o menos, con educación universitaria o superior deben entender que ellos son el núcleo básico de la sociedad y debemos centrarnos en un factor: contribuir a fortalecer el tejido social, sobre todo de este gran estado, el de Nuevo León.
