Pienso, que de cierto modo, a muchos seres humanos les gustaría ver el mundo donde se desenvuelven, como una utopía, donde reina la paz y el común denominador es la empatía social, donde el ser humano trabaja cooperando para conseguir un bien común.
Sin embargo, la realidad es que estamos más cerca de una distopía, donde se pierde el gran esquema de cuidarnos y potenciarnos como grupo para conseguir más y mejores beneficios para toda una comunidad.
En este tenor, también podemos pensar, que nuestro mundo sería mejor si contáramos con más personas altruistas, a quienes muchas veces catalogamos como héroes, por realizar hazañas que muy pocos se atreverían, incluso poniendo en riesgo sus propias vidas, con tal de hacer el bien a un extraño.
Por otro lado tenemos, en general, a despreciar aquellos actos egoístas, en donde un individuo solamente busca su propio beneficio y no piensa en sus semejantes, por lo que nunca haría nada por otro que no sea él y mucho menos se pondría en riesgo para ayudar a un desconocido.
Analizando entonces a estas dos figuras, por un lado el altruista que nos puede acercar al mundo utópico, y por otro lado al sociópata que nos lleva, sin lugar a dudas, a una distopía; tenemos que de acuerdo a la investigadora Andrea Kuszewski, existe una relación cercana entre una personalidad extremadamente altruista y una personalidad sociópata.
Es decir, para esta investigadora, las personas que se consideran héroes y por ende admirados por gran parte de la sociedad, comparten muchas características que un sociópata o villano.
Por increíble que parezca, Kuszewski, nos dice que tanto los extremadamente altruistas y los sociópatas requieren de alta impulsividad, necesitan de la novedad, y tienen la tendencia a romper las reglas, pero claro, existe una diferencia importante en el motor de motivación para cada uno de ellos.
Los altruistas siempre buscan la situación ideal, es decir quieren que las cosas se hagan como deberían ser en un mundo justo y equitativo. Además de que son capaces de mostrar empatía, para ponerse en los zapatos de otros y saber lo que otra persona siente, es por ello que se lanzan a realizar actos heroicos, siempre en miras de servir al beneficio mayor o colectivo.
Mientras que los sociópatas, se motivan por el egoísmo y la satisfacción de su propia causa, siempre por delante de las causas sociales. No tienen la capacidad de mostrar empatía y no ven lógica en actuar en beneficio de otros, pues no pueden ponerse en los zapatos de otros. Por lo tanto trabajan para obtener lograr placer en sus necesidades y nunca piensa en las necesidades sociales.
Ejemplos de estos comportamientos y personalidades los podemos encontrar en todo momento, aunque puede ser que no nos demos cuenta. Para la investigadora mencionada, está claro que en el caso del altruista, tenemos situaciones en donde éste rompe las reglas para salvar a alguien, poniendo en riesgo su vida y posiblemente la de otros, al no ser experto en salvamento.
Para el caso del sociópata, contamos con ejemplos de personas que donan dinero a la iglesia, así como organismos de beneficencia, pareciendo héroes de su comunidad, pero solamente porque buscan quedar en mejor posición y hacer quedar mal a otro individuo en cuestión.
Después de todo lo anterior, sería fácil catalogar a los sociópatas como villanos y a los altruistas como héroes, y aunque la vida no puede ser vista como blanca o negra, también podríamos pensar que unos son los buenos y otros los malos.
Pero bueno, ¿qué tan difícil sería identificar a cada uno de estos personajes? Aparentemente para un bebé de 8 meses de edad es sencillo, pues de acuerdo a un estudio de la Universidad de Temple, ellos presentan atracción hacia las personas buenas e huyen de las malas, aparte de comprender y distinguir las acciones buenas de las malas.
Es decir, en un experimento, llevado a cabo por Neha Mahajan, en donde a un grupo de bebés se les presentaron una serie de títeres, en donde uno de estos se comportaba de mal manera y era reprendido, por otro muñeco de este tipo, por su mal comportamiento. Fue así que los bebés prefirieron el títere bien portado, como juguete favorito, desechando el mal portado al dejarlo relegado y sin atención.
Cerrando el tema, considero que si bien podemos tratar de identificar esas personalidades y tipos de comportamiento, además de saber, por instinto y por genética, lo que es bueno y lo que es malo, contamos en mi humilde opinión, con una obsesión por los sociópatas y por ende por los villanos, pero ese tema es parte de otra colaboración.